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José L. Caravias sj
Laicos adultos
por los caminos de Ignacio
1
�2
�José L. Caravias sj
Laicos adultos
por los caminos de Ignacio
Asunción
2013
3
�© José L. Caravias
Distribuidora Montoya
Vicepresidente Sánchez 612, c/ Azara
Tel.: (595-21) 233 541/3
Asunción – Paraguay
2013
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�Índice
Presentación: Enfocando destinatarios: laicos ignacianos
Introducción: El siglo de los laicos
Pórtico: Revelación progresiva
1. Activar las energías y el compromiso del bautismo
2. Fe en constante crecimiento, a la medida de nuestras necesidades y nuestra cultura
3. Superar con madurez las deficiencias de nuestras catequesis
4. Enfrentar y superar los nuevos problemas de fe-cienciatecnología
5. Un paso definitivo: los Ejercicios espirituales de Ignacio
6. Opción personal por conocer, amar y seguir a Jesús
7. Optar por el Dios de Jesús
8. Oración laical adulta
9. Vivir y ser eucaristía
10. Experimentar la presencia de Jesús en el matrimonio
11. Ayudar a crecer a los hijos: en ellos crece Jesús
12. Amistades múltiples, complementarias, fieles y sinceras
13. Participación activa en una comunidad cristiana
14. Miembros responsables de la Iglesia de Cristo, santa y pecadora
15. Opción profesional por Cristo de nuevo hoy encarnado
16. Sintonizar la presencia especial de Jesús en el que sufre
17. Compromisos pastorales especializados
18. Vocación discernida de compromiso político
19. La cruz de Cristo
20. Ignacianos laicos e ignacianos religiosos
21. Contemplativos en la acción, sirviendo y amando en todo
22. Sufrir y disfrutar de la ancianidad abiertos a la plenitud
Epílogo: El Credo que ha dado sentido a mi vida
5
�6
�Presentación: Enfocando destinatarios: laicos ignacianos
Estoy estacionando en mi hito 78. Soy jesuita ya casi por
60 años. Vivo en Paraguay desde 1961. Mi experiencia, como la
de todo ser humano, es parcial y limitada. Pero me gusta. No
soy un gran estudioso. Soy hombre práctico, hombre de fe, entusiasmado con Jesús y el camino ignaciano. Mi actividad sacerdotal se ha centrado siempre en Latinoamérica dentro del
mundo laical, campesinos, pobladores suburbanos y profesionales.
Ligas Agrarias en Paraguay, sindicato de hacheros en el
Chaco argentino, Comunidades Cristianas entre indígenas y
campesinos andinos del Ecuador, organizaciones de base entre
pobladores de “Bañados” de Asunción, han sido mi hábitat a lo
largo de casi toda mi vida. Cantidad de cursos bíblicos en casi
todos los países de Latinoamérica. Hace algo más de veinte
años, viviendo en los Bañados, me destinaron a atender la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) del Paraguay. Seguí después
seis años en un Centro de Espiritualidad, dedicado plenamente
a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Desde hace un par
de años de nuevo me dedico a acompañar a laicos ignacianos en
la CVX.
Me considero un formador de laicos que se esfuerzan en
conectarse con Cristo por el camino de Ignacio. Miles de entrevistas, retiros, cursillos, ejercicios espirituales, emisiones
radiales, escritos pastorales, siempre con un tinte bíblico popular... Me siento satisfecho. Sé que he ayudado a muchísima gente a desarrollarse, y ellos también me han ayudado a mí a cre7
�cer… Siento alrededor mío una gran familia, que me quiere de
veras.
En este escrito intento describir, con libertad, la pastoral
de mi vida. Son reflexiones que he compartido con muchísima
gente. Se trata de experiencias concretas. En casi todas estas
páginas mi loca imaginación me pone delante rostros concretos
de personas con las que alguna vez viví el tema. En otro reciente libro digital cuento con detalles mis aventuras pastorales.
Se llama “Seducido por Jesucristo. Sesenta años de jesuita”.
Lo pueden consultar en mi bloc, www.jlcaravias.com
Me siento algo así como un informático espiritual, que
ofrece sus servicios a personas que, habiendo experimentado
las maravillas que producen las hondas cristológicas, quieran
potenciar su conexión con Cristo. A él nunca le faltará capacidad para ayudarnos… La www crística llega potente a los rincones más remotos; pero lo que recibimos depende de nuestro
ancho de banda y de nuestra habilidad para conectarnos.
A veces no estoy suficientemente capacitado para mejorar ciertas conexiones cristológicas. Los componentes de cada
ser humano son complicados. Algunas partes se queman, o simplemente se vuelven anticuadas, y hay que saber reemplazarlas.
Programas de hace unos años no leen ya los actuales. Se presentan problemas nuevos, que hay que saber investigar… La vida moderna nos lanza continuamente nuevos retos a investigar
y encauzar. Las nuevas fronteras son muy exigentes y rechazan
componentes de modelos ya en desuso…
En este escrito me ciño especialmente a mi experiencia de
los últimos veinte años, centrados en el servicio de la espiritualidad laical ignaciana en la CVX latinoamericana. Quizás mis re8
�flexiones no sirvan para otros grupos eclesiales. O les resulten
demasiado optimistas. Pero yo los vivo así.
A las demás líneas de espiritualidad las respeto desde ni
ignorancia. Pero estas reflexiones no son exclusivas. Creo que
en algo les pueden servir a diversas personas y movimientos
laicales en búsqueda.
No ignoro los graves problemas del mundo de hoy. He sufrido gravemente algunas de sus consecuencias. Pero me centro
en grupos de cristianos concretos que toman en serio el crecimiento de su fe, y para ello usan el maravilloso instrumento de
los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y la espiritualidad
que nace de ellos.
Este escrito lo dedico con muchísimo cariño a la CVX latinoamericana, que conozco bien y admiro fervientemente. Ellos
son mis inspiradores y mis destinatarios. Quedaré contento si
además les sirve a otros cristianos.
Un eje especial atraviesa todo el escrito: la oración; cómo
mantenernos en contacto con Jesucristo a lo largo de las diversas etapas de la vida. Mi pastoral se centra en laicos adultos. Muchos de ellos, especialmente los varones, después de
años quizás de fervor, se van sintiendo rutinariamente secos.
Las formas tradicionales de oración ya no les dicen nada. Su fe
en Dios suficientemente madura rechaza toda forma de oración que huela a rutina o a beatería. Pero les cuesta encontrar
nuevos caminos. Y se estancan… A ellos especialmente espero
que les sirvan estas líneas.
Ser “cevequiano” no nos da garantías de autenticidad. También en CVX hay comunidades y personas en infidelidad. Es lamentable que muchos no se decidan a entrar de lleno en la ex9
�periencia maravillosa de los Ejercicios Espirituales completos,
que están al alcance de su mano. Creo que la experiencia completa de los Ejercicios en la vida corriente es herramienta especializada para enfrentar hoy con éxito nuevos caminos cristológicos en este tiempo tan en crisis, como lo fue también en
la época de Ignacio.
Dedico estas líneas a los hombres y mujeres que se sienten
atraídos por la espiritualidad ignaciana, buscando respuestas a
los desafíos de este mundo en ebullición.
Y lo regalo de forma especial a todos los que asistimos a la
Asamblea Mundial de la CVX celebrada en Beirut en agosto pasado.
10
�Introducción: El siglo de los laicos
Voy constatando con gozo que Karl Rahner tenía razón al
afirmar que el siglo XXI sería el siglo de los laicos. Como he
dicho, toda mi vida me he dedicado a acompañar espiritualmente a laicos, desde conversaciones esporádicas, multitud de entrevistas, cursos y luchas populares, hasta la hermosa experiencia de acompañar en los Ejercicios Espirituales ignacianos
completos.
Mucha gente ha expandido su corazón ante mis ojos y oídos extasiados. Con frecuencia sus palabras salen impregnadas
en dolor, pero siempre con aromas de esperanza. A veces contemplo proyectos maravillosos y desarrollos originales y fantásticos.
Es verdad que en la vida moderna hay muchos problemas,
muchas cosas sucias, mucha corrupción. Pero también es verdad que de este abono van naciendo nuevos brotes antes desconocidas. Muchísimos jóvenes “pasan” de todo, pero hay jóvenes viviendo ideales muchísimo más altos que los de antes. Muchos matrimonios fracasan, pero conozco parejas que se toman
muy en serio su santidad conyugal. Soy amigo de profesionales
que viven intensamente su fe sirviendo competentemente a sus
hermanos. Conozco a gente popular heroicamente solidaria. Hay
gente que se compromete en serio en política a la luz y a impulso de su fe. Vibro con familias que saben orar dialogando entre
ellos con absoluta sinceridad. Escucho en confesión a parejas
que hilan fino la santidad de su sexualidad. Comparto con el
pueblo reflexiones bíblicas muy sabrosas…
11
�A los que viven atosigados en la bruma maloliente del pesimismo les es muy difícil detectar las bellezas de las nuevas
flores que brotan en estas nuevas tierras por las que caminamos. Pero con ojos de fe detectamos nuevos brotes nacientes,
que hemos de aprender a admirar y cultivar.
Este escrito está destinado a personas convencidas de
que Dios es Amor, y que todo ser humano, creatura maravillosa
de Dios, puede desarrollar muchísimo amor. Fe sana, en crecimiento, en busca de contactos auténticos con Dios...
Mi agradecimiento a tantos laicos que día a día me han ido
formando. De ellos son las citas que a veces aparecen encomilladas en cursiva. Mi agradecimiento también a tantos teólogos
que tan eficazmente me han ayudado a avanzar críticamente en
mi fe, en estos últimos años especialmente José Antonio Pagola. De él son las citas entre comillas.
12
�Pórtico: Revelación progresiva
La Biblia es la plantilla base con la que debemos cotejar
nuestro caminar hacia Dios; el modelo que orienta nuestros pasos vacilantes. Pero sus esquemas no son fáciles de interpretar. Se trata de mapas de tesoros escondidos escritos en épocas remotas, con simbologías de otras culturas que hay que saber descifrar.
En el proceso bíblico Dios se va manifestando poco a poco
según las necesidades sentidas de aquellos pueblos y en la medida de sus capacidades. Es muy iluminador aprender a detectar los textos bíblicos en el orden en que fueron redactados
para poder entender su proceso pedagógico.
Dios desarrolla una pedagogía maravillosa. No pretende
enseñar trigonometría antes de que se sepa sumar y restar… O
sea, se da a conocer poco a poco, de forma graduada, escalonada, ascendente. Se adapta a las creencias y costumbres incipientes, simples y aun brutas, de aquellos primeros pueblos; se
mete dentro de ellas y a partir de ahí, desde abajo, va creciendo junto con ellos.
La revelación de Dios a los humanos, justamente porque
nos conoce, funciona siempre con lentitud progresiva. Detectar
sus pasos ayuda sumamente a crecer en la fe. No es éste el
momento para desarrollar la pedagogía del caminar bíblico hacia Dios. Hay buenos libros sobre ello. Yo mismo lo he desarrollado en mi escrito “De Abrahán a Jesús”.
Dios se manifiesta primariamente en las maravillas de su
13
�creación. A partir de ahí se va dando a conocer a través de todas las religiones. Se concretó más en el pueblo de la Biblia.
Hasta que en una primera madurez de la humanidad fue posible
la aparición del Verbo encarnado, Jesús, revelación plena de
Dios.
El Primer Testamento constituye el largo camino recorrido por el pueblo de Israel para poder llegar a Jesús. Desde
entonces Jesucristo se convierte en el camino fiel y seguro
para comunicarnos con la divinidad.
Muchos que se llaman cristianos, de hecho no lo son del
todo, porque aun andan caminando por los escarpados senderos
del Antiguo Testamento. Puede ser que sean buenos judíos, lo
cual es importante porque eso quiere decir que están caminando hacia Jesús. Pero aun no son seguidores de Jesús, si tienen
aun sus pies enredados en la maraña de las leyes y los castigos…
Quizás estén pasando por las oscuridades de Abrahán en
búsqueda del Dios desconocido que le pide fiarse de él. O estén
siendo aguijoneados por las exigencias de liberación de los
oprimidos del Dios de Moisés. O puede ser que ya vibren con
las llamadas polifacéticas del Dios de los profetas, con sus denuncias airadas y sus anuncios esperanzadores… O, más cercanos, vayan ya aprendiendo la sabiduría de saber unir fe y vida.
Del Dios castigador del comienzo bíblico hay que ir pasando a la fe en el Dios amor y consuelo propio de Amós y el segundo Isaías. Del no tener otros dioses del primer mandamiento en el Sinaí, al amor absoluto al Dios del Deuteronomio. Del
Dios sólo de Israel, al Dios universal. Del Dios sólo para esta
vida, al Dios de la resurrección…
14
�Lo definitivo: poder llegar a experimentar encuentros vivenciales con el Dios de Jesús. Sentir de veras que Jesús es
nuestro único y auténtico Salvador. Ver en Jesús el rostro de
Dios, el camino para ir a Dios, la energía para poder llegar a él.
Hasta que Jesús no sea el eje vital de nuestra existencia
no será posible desarrollar una fe adulta. Esto es básico en la
espiritualidad ignaciana. Ni normas, ni mensajes, ni estudios
especializados; ni cartas pastorales, ni decretos sinodales. No
se trata de desarrollar hermosos proyectos, ni siquiera los
bien redactados o financiados. No se trata sólo de buena voluntad… La adhesión personal a Jesucristo es el único camino que
nos puede hacer avanzar como personas, como comunidades y
como Iglesia.
Se impone una vuelta a Jesús a todas las escalas, lo más
auténtica y clara posible. Con él todo lo podemos esperar; sin
él, seremos cada vez más chatarra vieja, ramas podridas que no
sirven para nada.
Bajo este supuesto, de que el contacto con Dios –la oración- es algo vitalmente progresivo, intentaré exponer poco a
poco mis experiencias de cuño ignaciano.
15
�1. Activar las energías y el compromiso del bautismo
A la gran mayoría de nosotros nos bautizaron cuando éramos
bebés, absolutamente inconscientes del compromiso en el que nos
metían. Por ello la puerta de entrada a un caminar cristiano adulto
debe ser una actualización del compromiso bautismal. Una reelección
consciente: Yo, ahora, tal como soy, activo mi bautismo y soy consecuente con él.
Cada cristiano debiera guardar con veneración en su Biblia una
copia de su certificado de bautismo, y celebrar cada año su aniversario. Y de una forma especial, preocuparse de profundizar y encarnar
en sí el misterio del bautismo. Es el sacramento base de todo cristiano, fuente específica de toda espiritualidad laical.
En el Bautismo Jesús y su Espíritu nos entregan todos los enseres necesarios para poder vivir de veras como cristianos. El problema
está en que la mayoría de las veces no tenemos ni idea de lo que se
nos entregó, y por ello no lo usamos. Somos mochileros que por no
saber lo que llevan en su mochila pierden la mayoría de sus enseres. Y
cuando vienen las dificultades, no tienen ya las herramientas necesarias para enfrentarlas. Por eso urge que tengamos bien abastecida
nuestra mochila bautismal.
Por el bautismo se nos posibilita unimos a la vida, a la muerte y
a la resurrección de Jesús. Él quiere comunicarnos su propia manera
de ser. Hacernos parecidos a él en su confianza en el Padre, su fidelidad a toda prueba y su generosidad sin límites. Esta es la Vida que
él nos ofrece en el bautismo, y nos da su Espíritu para que podamos
avanzar con éxito por este camino maravilloso.
Por el Bautismo asumido conscientemente iniciamos un modo
nuevo de existir, el de Jesús. El Bautismo es, pues, el primer com-
16
�promiso, la primera exigencia radical que surge en la vida de un cristiano. Al “ser bautizados en Cristo Jesús..., somos sepultados como Él
en su muerte para que, como Cristo fue resucitado de entre los
muertos, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Rom 6, 3-4).
Ese modo nuevo de existir no se da sin esfuerzo y sin conflictos. Para Jesús, su conflicto desembocó en una cruz. Para los bautizados que seguimos a Jesús, esto implica estar dispuesto a entregarnos heroicamente al servicio de la familia, de la profesión, de los
amigos, de los necesitados y empobrecidos, al estilo de como lo hizo
Jesús.
La consagración bautismal es determinante para toda vida
cristiana. El bautizado se convierte en ciudadano pleno del Pueblo de Dios, miembro de una comunidad en la que el Espíritu
distribuye sus carismas con creatividad siempre sorprendente,
haciendo que todos y cada uno se sientan responsables en la
construcción y crecimiento de una sociedad fraterna: el Reinado de Dios.
El significado más profundo del bautismo cristiano es de
muerte y de nueva vida. O sea, de un cambio radical de vida
(cfr. Rom 6,3–5). El morir con Cristo en el Bautismo significa ir
muriendo a todo tipo de egoísmo y corrupción. Se trata de una
entrega a una nueva forma de vivir, centrada y enraizada en
Jesucristo, que me convierte en otro Cristo en la tierra.
Vivir como bautizado significa, por consiguiente, vivir insertado hasta las últimas consecuencias en el misterio de la
encarnación, vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Significa asumir una identidad crística, esforzarnos por vivir una
cosmovisión cristológica…
A partir del Bautismo está creciendo hoy una nueva teología del
laicado como teología del existir cristiano que integra fe y vida, fe y
17
�familia, fe y profesión, fe y compromiso social…
En la CVX estamos llamados a vivir el bautismo como laicos y
como ignacianos. La Asamblea mundial de Beirut afirma: “Nuestra
vocación CVX es precisamente una vocación ignaciana laical, un modo
particular de vivir nuestra vocación bautismal fundamental. Estamos
llamados a articular y vivir esta vocación cada vez con mayor profundidad y autenticidad, a modo de anclar nuestra vivencia de una fe que
promueva la justicia en un mundo que grita y gime bajo el peso de
estructuras injustas.”
En el bautismo se nos dan maravillosas semillas energéticas, pero su grado de desarrollo depende de la intensidad con que las cultivemos.
Características de la espiritualidad bautismal:
1) Estar íntimamente unidos a Jesucristo (Gál 3,27; Rom
6,3). El comportamiento, la conducta del cristiano, –cualquiera
que sea su estado de vida– tiene que aspirar a ser semejante a
la del Mesías (Rom 13,12.14; 2Cor 5,3.6-10): vivir para los
otros; ser capaz de amar y servir siempre; vivir la fe en la familia, en la profesión, en las penas y en las alegrías… Dejar que
Jesús actúe a través mío…
Gracias al bautismo podemos llegar a participar de la misión de Cristo, siendo sacerdotes como él, profetas y reyes a
su estilo. Es maravilloso poder llegar a participar del sacerdocio de Jesús, haciendo de puente entre Dios y los hermanos…
2) Sentir al Espíritu Santo actuando en nosotros, don
de Cristo resucitado. El bautizado consciente se siente impulsado por una fuerza mayor (Lc 10,21; Rom 14,17), que es precisamente el Espíritu Santo que se le dio el día de su bautizo. Esa
18
�fuerza le hace posible vivir hasta el fondo una experiencia de
amor (Rom 5,5; 15,30; 2Cor 13,13), de un amor que no termina
con la muerte, y da sentido a todo, hasta a las situaciones más
negativas. El bautizado consecuente se convierte en persona
animada por poderosas energías, que lo llena de alegría y libertad y lo impulsa a dar testimonio, anunciando con libertad y audacia (parresía) el mensaje de Jesús (Hch 4,31).
El bautismo nos capacita para sintonizar al Espíritu actuando en
el deslumbramiento apasionado de los enamorados; en los juegos de
los niños; en la vida dura de la oficina o la fábrica; en los constructores de viviendas; en el idealismo de las salas de clase; en todo trabajo de servicio; en el sueño de los artistas y en la boca de los poetas;
en la voz de los que cantan a la vida y al amor.
Un bautismo vivido con madurez nos lleva también a descubrir
las maravillas que el Espíritu hace en medio de los pobres, en su sed
de Dios, en la espontaneidad con que viven sus fiestas y romerías, su
reciedumbre humana, su solidaridad y hospitalidad… El espíritu bautismal nos hermana con los necesitados y nos hace quererlos y ayudarles.
3) Vivir la experiencia de ser liberados. El simbolismo del
agua en el Bautismo recuerda el pasaje del mar Rojo, cuando el Pueblo se libera de la esclavitud de Egipto en busca de la tierra de la
leche y de la miel. El Bautismo, al unirnos al Mesías, nos posibilita
liberarnos de la esclavitud del pecado (Rom 6,1-14), para vivir en el
ofrecimiento del amor, entrega y servicio concreto y efectivo a los
otros (Rom 2,17-23).
El bautismo no nos quita las tentaciones, pero nos da fuerzas
para vencerlas. Si caemos, nos ayuda a levantarnos. Nos capacita para que podamos amar de veras a mucha gente, cada vez con más sinceridad. Todo ello depende de la calidad de nuestra autoeducación
como adultos. Si nuestra fe se quedó en la infancia, raquítica, será
19
�imposible recoger frutos.
4) Otro efecto fundamental del Bautismo: nos incorpora a
una comunidad eclesial (1Cor 12,13; Gál 3,27). Además de
ofrecernos una nueva identidad crística, el Bautismo es el sacramento del que nace la Iglesia: la comunidad de los que nos
esforzamos por comportarnos como Él, asumiendo la misión de
ser otros Cristos: hombres y mujeres para los demás, conducidos, guiados e inspirados por el Espíritu, sin ataduras que nos
impidan vivir la libertad del amor.
Estamos comprometidos y capacitados por el bautismo para esforzarnos por vivir según los criterios y valores de Jesús... para que su Reino sea creíble, atrayente…
El Bautismo es, por lo tanto, la consagración cristiana laical por excelencia. Todo cristiano auténtico representa a Cristo en el mundo. El Bautismo es sacramento fontal. De él nacen
todos los demás sacramentos. Sin él ninguno sería válido… Él da
vida a todos.
Por el bautismo, pues, Jesús pasa a ser nuestro hermano mayor.
Papá-Dios nos acepta como hijos legítimos suyos.
El Espíritu Santo entra en nosotros ofreciéndonos sus energías.
Participamos del sacerdocio de Cristo.
Entramos a formar parte de la Iglesia de Cristo
¿Estamos dispuestos a esforzarnos por vivir nuestro propio bautismo de forma que seamos auténticos testigos de Cristo? Ésta es la pregunta clave inicial. Y la meta a conseguir. Pero
para poder llegar a vivir plenamente el Bautismo tenemos que
recorrer un largo camino pedagógico.
20
�2. Fe en constante crecimiento,
a la medida de nuestras necesidades y nuestra cultura
La fe es don gratuito de Dios, ofrecido a todos. Nosotros,
en nuestra libertad, podemos aceptarla o rechazarla, dejarla
estancada, achicarla o aumentarla.
No se reduce a aceptar la existencia de algo incomprensible. La fe no es algo intelectual, sino vivencial. No basta con
aceptar diversas “verdades” sobre Dios. La fe viva y operante
nace en el corazón. Se trata de sentir la presencia de Dios
dentro de nosotros, sus luces y sus energías, que nos humanizan y nos fraternizan.
En la mayoría de los casos la fe no se desarrolla a la par
de la personalidad de cada uno. Para muchos adultos su fe se
quedó petrificada en su infancia o se congeló con los problemas
de la pubertad o con los cuestionamientos universitarios. Cuaja
en ideas inservibles que poco a poco se van derritiendo hasta
quedar en nada.
Muchas personas piensan y actúan como adultos, pero
creen aun como niños o como adolescentes. Hay quienes crecen
en ciencia y en experiencia, pero su fe permanece chiquita,
desfasada, y acaban por ello tirándola a la basura, como algo
inútil. O inventan manejables diosecillos de bolsillo, con los que
justificar sus vulgaridades o sus suciedades.
Como Jeremías, podemos detectar, arrancar y destruir
nuestras imágenes falsas de Dios, pero al mismo tiempo debemos sembrar y construir experiencias autenticas de Dios…
21
�Las dudas de fe no son sino dificultades con nuestras
ideas sobre Dios. Deben llevarnos a purificar nuestras creencias incorrectas. Hay que saber destruir algunas imágenes ridículas de Dios que nos han enseñado y las que nos hemos inventado y que no se corresponden con el auténtico Dios-Amor…
Afirma León Tolstoi: “Si un salvaje deja de creer en su
dios de madera, no es porque no haya Dios, sino porque Dios no
es de madera”…
Para poder creer de veras en Dios hay que ser ateo de
todos los ídolos. Las crisis de fe, enfrentadas con sinceridad,
nos dan la oportunidad de rechazar pasadas catequesis fundamentalistas y acercarnos cada vez con más verdad a Dios…
Igual que un niño deja en algún momento de creer en los
Reyes Magos, así también muchos adultos "descubren" que
Adán y Eva no existieron o que la muerte física no es castigo
por un pecado “original”. A partir de este "caer en la cuenta",
se va derrumbando en cadena, como fichas de dominó, gran
parte de las creencias “dogmáticas” de nuestros abuelos.
Una visión fundamentalista de la Biblia se convierte en nido de ratas, plaga que aplasta y se come todo brote auténtico
de fe. Muchos de los bombazos contra le fe se realizan desde
trincheras fundamentalistas, apuntando a absurdos fundamentalistas. La auténticas fe en Dios es algo muy distinto…
Es cierto, hay que destruir las imágenes terroristas, absurdas o necias de Dios. Pero es imprescindible también esforzarnos por experimentar a Dios, de veras, cada vez con más
autenticidad. Es él quien nos busca, y nosotros con sinceridad
podemos abrirle nuestra puerta.
Este camino es largo. Recorre diversas etapas, progresi22
�vamente, en ascenso creciente. El Espíritu de Jesús nos guía,
pero sólo en la medida en que nosotros nos dejamos conducir…
Sin la Fe sinceramente no sé cómo podría vivir... Es un Don
de Dios que vivo como una gracia. Es lo que da color a mi
vida. Por las mañanas rezo la lectura del día y en el trayecto al trabajo rezo. Primero pido perdón y después doy
gracias por todo. Después pido por la familia, los amigos…
Pongo el día en manos del Padre. Desde hace poco en mi
rezo me dirijo al Padre. Antes era al Señor Jesús o al Espíritu Santo. Ahora unifico rezando al Padre. De esta
forma me siento más cercano a Dios. Es como una nueva
relación más cercana y directa.
En este largo navegar por mares embravecidos dos faros
nos deben orientar constantemente: Dios amor; Dios infinito.
Rechazamos toda idea de Dios que vaya contra el amor… Pero
también nos desviamos del que presuma que ya lo sabe todo
sobre Dios.
Nada contrario al amor puede provenir de Dios. Dios es
sólo amor, en grado infinito, ¡todopoderoso en el amor! Está
amorosamente cercano… Pero al mismo tiempo es absolutamente Otro, siempre mayor…
Este inmenso y maravilloso misterio, nos atrae desde
nuestro ser más íntimo, aunque nunca podremos llegar a abarcarlo del todo. Pero sí cada vez más y mejor.
Crecer constante en el conocimiento, en la experiencia de
Dios, siempre, durante toda nuestra vida terrena y durante
toda la eternidad también. Nunca podremos darnos por satisfechos del todo. Él constantemente pide más; se manifiesta
mejor, nos llena más, nos plenifica gradualmente, muy alto, has23
�ta su medida…
Nada de esto se puede conseguir sin esfuerzo. El que
quiera seguir a Jesús ha de negarse muchas veces a sus egoísmos y cargar cruces pesadas. Aguantar desprecios: “el mundo
les odiará”. Levantarse de las caídas. Superar perezas. Pisotear
orgullos. Buscar, llamar y pedir constantemente…
Dios es padre, pero no paternalista. Él no realiza lo que
nosotros por irresponsables no vivimos. La fe fluye a borbotones desde Dios, pero si nosotros nos mantenemos lejos de la
vertiente de aguas vivas, y nos vamos a construir aljibes en el
desierto, no nos quejemos luego de que nos falta el agua de la
vida.
Los niños se pueden quejar de que no le enseñaron algo.
Pero los adultos no. Tenemos a nuestra disposición medios suficientes para seguir creciendo siempre, al menos a través de
Internet. Hoy en día existen muy buenos escritos al alcance de
todos. Y cantidad de organizaciones, cursos y personas dispuestas a ayudar.
24
�3. Superar con madurez las deficiencias de nuestras catequesis
En nuestra carrera hacia Dios existen muchísimas posibles desviaciones. A cada rato podemos equivocar el camino.
Nuestra fe en Dios, por noble que sea, si no se la cultiva
asiduamente, tiende a degradarse. Una fuerza de gravedad
natural la empuja hacia abajo y la convierte en rastrera. Poco a
poco se diluyen los ideales y los contenidos. Por ello es imprescindible un continuo discernimiento sobre todo lo que creamos
experiencia de Dios. Este camino supone análisis y esfuerzo
constante.
No solamente que toda experiencia humana, especialmente
la religiosa, sin esfuerzo, se degrada. Además tiene que adaptarse a la cultura y los problemas de cada época. A lo largo de
la historia muchos creyentes se han esforzado en expresar los
contenidos de su fe en un lenguaje asequible a su pueblo. Después de veinte siglos cargamos a cuestas cantidad de credos
maravillosos, que respondían a sus problemas culturales, pero
ya hoy están trasnochados. Tienen un lenguaje que no nos responde a nada. Por eso el reto eclesial de cada época lleva a
crear nuevos “credos”, fieles a la tradición, pero inteligibles
para el pueblo creyente de hoy. Nuestro pueblo, ahogado ante
tantas invasiones, aterido ante tantos congelamientos, aplastado por tantas dictaduras, necesita recibir en su rostro el aire
oxigenado del aliento de Dios, pero el de hoy, para ellos, y no
para gente que murió hace siglos.
25
�Cuando la fe en Dios no se actualiza con esfuerzo y sinceridad, acaba fanatizándose en absurdos. Hay quienes se esfuerzan en mantener fórmulas antiguas, a las que se apegan
fanáticos porque les tranquilizan momentáneamente, pero que
de hecho poco sirven para su vida real. A veces se quedan con
meras fórmulas verbales, que más o menos saben de memoria,
palabras ininteligibles y misteriosas, que les serenan por un
rato sus nervios; palabras y contenidos enmohecidos, que ya no
vibran. Pululan por doquier errores groseros acerca de Dios y
su posible acción en el mundo, monstruos que lo ensucian todo.
Demasiado se nos machacó en la niñez la idea de un dios
castigador. El látigo divino ha sido voleado con demasiada frecuencia sobre cabezas infantiles para mantener un cierto orden en la casa, en la parroquia o en la escuela. El miedo a un
posible castigo de Dios se ha usado muchísimas veces como
disco de freno. Dioses de frente fruncida, palo alzado, dedo
amenazador, siempre deseando encontrar a quién castigar. Dios
capaz de mandar a alguien a las llamas eternas del infierno por
consentir en un solo pensamiento contra la castidad…
Dios distraído, de corazón duro, a quien hay que rogar
muchísimo para que se digne atendernos… Dios carero, que cobra fuerte por sus favores… Dios que necesita de nuestros dones… Dios cuadriculado e inmutable, que puede ayudarnos o
castigarnos según su antojo. Él manda enfermedades terribles
o graves accidentes para probarnos…
Dios aspirina, que quita dolorcitos… Dios quiniela de la
suerte… Dios abuelo caprichoso… Dios kiosco de golosinas… O
pararrayos, del que sólo nos acordamos en las tormentas… O
relojero, insensiblemente preciso… O enemigo infernal de la
sexualidad… O severo policía, que nunca respeta mi libertad… O
26
�un tabú, fascinante, pero peligroso…
Hay quienes piensan que Dios está a su servicio como su
secretaria particular, servilmente a las órdenes de sus caprichos… Hay también quienes consideran a Dios enemigo de la
ciencia y del progreso humano… O un patrón cruel, siempre
enojado, reprendiendo y castigando… O peor aún, Dios guardián
del orden neoliberal, que justifica y ampara las crueles desigualdades actuales, a quien se rinde un culto lujoso, pero vacío de obras de justicia…
Para creer en Dios hay que ser primero ateo de los falsos
dioses. Para crecer y madurar en la fe tenemos que desechar
todas las imágenes absurdas o castigadoras de Dios. Y ello sólo
se consigue cultivando la fe en Dios a través de Jesús. No basta con destruir errores del pasado; hay que construir verdades
del hoy. Y el único arquitecto y operario competente para ello
es Jesucristo…
De nuevo repito que sólo los niños pueden escudar su ignorancia en una educación deficiente, pero los adultos no tenemos
excusas si nos mantenemos en el terreno viscoso de la idolatría
o del mero rechazo de enfoques religiosos alienantes. Hay que
ponerse las pilas y buscar la luz eficientemente. Si en mi catequesis infantil me dieron contenidos inservibles, que no se
ajustan a mi realidad, no tengo por qué quedarme con esa incomodidad, sino buscar nuevos zapatos a la medida de mi horma
que me sirvan para caminar por la vida a pesar del lodo reinante. Si tu calzado aprieta tus callos y además está agujereado,
la solución no es quedarte descalzo, sino conseguir unos zapatos nuevos según tu pie y tu clima… Peor aun si andas descalzo
por la vida quejándote de que no te entran los lindos zapatitos
de tu infancia…
27
�Sentir la responsabilidad de educar en cristiano a los hijos puede ser un aliciente eficaz para que los padres se actualicen.
Ocurre el caso de niños que reciben una buena formación
religiosa pero al crecer pierden la fe. Es muy frecuente
que el choque entre una concepción poco clara acerca de
Dios y las dificultades del mundo actual, haga zozobrar
una fe débil y sin fundamentos sólidos. Por eso, una educación religiosa eficaz debe darle al niño herramientas
con las cuales enfrentar y superar sus dudas y, en general,
los obstáculos que se interpongan en el camino de su fe.
Ello quiere decir que los padres debemos educar para el
futuro, anticiparnos a sus dudas, comprender las dificultades a las que tendrán que enfrentarse y fortalecer
aquellos aspectos en los cuales sabemos que tendrán mayores dificultades para salir adelante.
Los padres debemos buscar formas, que afortunadamente
las hay, de actualizar nuestros conocimientos. No hay excusa para transmitir a nuestros hijos conocimientos trasnochados y sin validez.
28
�4. Enfrentar y superar los nuevos problemas
fe-ciencia-tecnología
Probablemente nuestra catequesis infantil alimentó nuestras tiernas entrañas. Quizás, por desgracia, ni eso consiguió,
pues se pasmó en la epidermis de frases repetidas de memoria,
al estilo de loritos amaestrados. Pero nuestra personalidad
creció. Incorporamos sin cesar nuevos datos a nuestro acerbo
cultural. Nuevas experiencias nos han ido moldeando. Nuevos
interrogantes brotan sin cesar. Nuevos miedos nos sorprenden
a cada vuelta de esquina. Para tranquilizarse, para responderse,
mucha gente echa mano de la fe. Y con frecuencia notan, decepcionados, que las respuestas de antaño pocas veces les sirven. Se quedaron chiquitas, resecas, sin vida…
Muchos, al experimentar la inutilidad de sus creencias infantiles, las arrojan, quizás con pena, al basurero del olvido. Se
quedan sin respuestas, con un frustrado sentimiento de vaciedad. O quizás busquen respuestas religiosas por caminos nuevos. O posiblemente se encajonan en el fanatismo de las drogas
religiosas, culturales o químicas.
Las semillas fecundas del Evangelio son siempre las mismas. Pero la tierra, el clima y los agricultores cambian en cada
época. Por ello no es posible sembrar ninguna semilla en tierras
del pasado. El pasado se quedó atrás; ya no existe. Nos dejó
frutos y lecciones. Pero las nuevas semillas de cada cosecha
hay que sembrarlas en la tierra del hoy, aprovechando las lecciones del pasado.
29
�A veces los ingredientes de la catequesis actual son de
buena calidad, pero los embadurnamos con cremas rancias y
malolientes para el olfato de los jóvenes de hoy. El contenido
puede ser bueno, pero lo que se ve y se huele les resulta repulsivo. Cada generación vibra y baila al son de sus notas culturales. No nos empeñemos en hacer vibrar a la juventud de hoy
con ritmos que hace un siglo eran exitosos. La sintonía cultural
es de importancia definitiva, pues la cultura es el cable por el
que se transmite la fe.
El Espíritu de Jesús no está muerto; ni siquiera pasivo.
Hoy tenemos también nuestros santos, nuestros profetas,
nuestros teólogos. El problema es saberlos detectar, conocer y
asimilar. Una extraña fuerza conservadora nos empuja a refugiarnos sicológicamente en los ambientes calentitos del pasado.
Ante los precipicios y recovecos de los nuevos caminos la tentación es volver atrás. Y con ello no conseguimos sino ralentizar
la madurez de la fe, que en algunos casos se despeña y muere.
Necesitamos activar continuamente nuestro aterrizaje en
el presente. Nos encanta subirnos a las nubes del pasado y
desde ellas soñar románticamente. Sin dejar de levantar los
ojos a Dios, nuestros pies tienen que caminar por el lodo de la
historia, por más que sea viscoso y exija esfuerzo, conscientes
de que el estiércol puede fecundar buenas cosechas.
Para actualizar nuestra fe hemos de creer en la presencia
activa de Dios hoy en nuestra historia, y en las maravillosas
potencialidades del ser humano, criatura de Dios, aunque a veces esté enlodado.
Para el creyente en el Dios de Jesús no hay tema humano
que le esté vedado entrar en él. Podemos y debemos examinar30
�lo todo, para así podernos quedar con lo bueno. Aunque no se
vean a simple vista, ciertas arenas encierran pepitas de oro,
que hay que saber cribar eficientemente para poder extraerlas.
Hoy día contamos con medios de formación cristiana como
nunca antes fue ni imaginable siquiera. La informática pone a
nuestra disposición bibliotecas inmensas, con ágiles programas
para encontrar cualquier tema que nos inquiete. Es triste que
haya mucha más gente capaz de encontrar en la Red páginas
que atentan contra la dignidad humana, que temas actualizados
de formación cristiana. Están en circulación cantidad de libros
que responden a las inquietudes de laicos cristianos del siglo
XXI. Quien no se forma es porque no se pone en serio las pilas. No vale la excusa infantil de que no nos lo han enseñado
antes…
En los últimos decenios se ha escrito mucho y bien sobre
Cristología, Eclesiología y Espiritualidad. Muchos de estos escritos son flores cultivadas por manos femeninas. La espiritualidad laical empieza a emerger con vigorosos brotes. La Ecología se va implantando. Numerosos manuales de catequesis adaptadas se multiplican por doquier.
Las ondas radiales cada vez transmiten más programas de
formación cristiana. Lástima que muchas de ellas sean de línea
fundamentalista. Lástima también que pocos cristianos maduros
se animen a crear programas nuevos con contenidos actualizados.
La vida moderna, las ciencias modernas, plantean desafíos
nuevos, antes quizás ni soñados. Las nuevas fronteras se ex31
�panden cada vez más intensamente, en la medida en que se aceleran las ciencias y la tecnología.
Durante el Renacimiento se produjeron serios choques entre fe y ciencia, debido a la terquedad eclesiástica de interpretar la Biblia al pie de la letra. La Inquisición atormentó y
aun mató a astrónomos que descubrieron que es la Tierra la que
da vueltas alrededor del Sol. Hoy día nadie tiene dudas de fe ni
es perseguido por decir que la Tierra es satélite del Sol. Es
más, los Papas modernos han pedido perdón por aquellas necias
condenas.
En la Edad Media y comienzos del Renacimiento mucho y
muy cruelmente persiguió la Iglesia Jerárquica a los científicos
que descubrían verdades hoy incuestionables y de dominio público. Aquellas condenas han quedado como vergüenzas históricas. Pero de nuevo muchos mitrados sufren de cerrazón ante
nuevos descubrimientos de las ciencias y nuevas realidades históricas.
En la actualidad, muy en serio, las ciencias y la vida modernas cuestionan cantidad de normas y afirmaciones eclesiásticas de tinte fundamentalista y trasnochado. La nueva astronomía del universo en expansión, los avances maravillosos de la
genética, el problema de las células madre, la clonación, nuevos
enfoques sobre sexualidad y género, matrimonios rotos y vueltos a casar, niños y jóvenes profundamente estresados, medios
de comunicación globalizados, consumismo galopante, el cine
como arma poderosa de doble filo, semillas transgénicas, trasnacionales más poderosas que los gobiernos, aumento de la brecha entre ricos y pobres, más de mil millones de hambrientos
en este mundo tan rico…
32
�La fe de muchos pusilánimes no se atreve a enfrentar en
serio los nuevos problemas del mundo actual. Temen infectarse
si se acercan a ellos… A multitud de personas el roce de los
nuevos problemas les hace chisporrotear sus cables. Las nuevas
realidades hieren, y por ello muchos cristianos no las quieren ni
mirar, menos aun vendarlas con cariño para que no produzcan
tantos roces hirientes.
Falta fe en la presencia de Dios en medio de los problemas
reales de la humanidad. La sociedad de Jesús se alejaba de los
leprosos; pero Jesús, a contramano, se acercaba sin asco a
ellos para purificarlos. Hoy muchos supuestos seguidores de
Jesús, aplastados por doradas mitras o ahorcados por corbatas
de seda, sólo saben criticar las llagas de la sociedad actual,
pero no mueven un dedo para aliviarlas y sanarlas…
En tiempo de Ignacio de Loyola resonaban con estruendo
choques nuevos entre fe y ciencia. A un buen científico le era
muy difícil mantenerse dentro de la Iglesia; y los fieles a la
Iglesia tenían las manos cortadas para investigar. Ignacio intuyó que había que superar estas barreras, y forzó a sus seguidores a saber unir vitalmente fe y ciencia. Grandes creyentes,
siendo al mismo tiempo grandes científicos, sería en adelante
bandera distintiva del movimiento ignaciano.
Este enfoque lo han intentado vivir a lo largo de la Historia muchos seguidores de Ignacio. Las Reducciones del Paraguay son un ejemplo específico de ello. Mientras en Europa llevaban tiempo discutiendo si los nuevos “indios” de occidente
eran realmente seres humanos, los jesuitas planificaron y
desarrollaron entre ellos un desarrollo cultural de primera línea.
33
�En la actualidad encontramos cantidad de jesuitas científicos, y cada vez más profesionales laicos que viven una fe
adulta.
El P. Nicolás, General de la Compañía de Jesús, insiste en
que estamos llamados a trabajar en las fronteras, esos lugares
nuevos en los que aun no se sabe cómo unir efectivamente fe y
ciencia. Tanto jesuitas como cevequianos nos esforzamos por
trabajar con eficiencia en los nuevos retos del mundo moderno.
34
�5. Un paso definitivo:
los Ejercicios espirituales de San Ignacio
Ignacio de Loyola, siendo laico, experimentó largamente
un proceso interior que llamó Ejercicios Espirituales. Y por
años dio sus Ejercicios casi exclusivamente a laicos, siendo él
mismo un laico.
La única forma de conocer a fondo los Ejercicios ignacianos es metiéndose en su proceso. Pero me ha parecido conveniente dar acá unas pinceladas como para animar a entrar en
ellos. Y para los que ya los han realizado, para repasar un poco
su caminada… Nadie puede afirmar que vive una espiritualidad
ignaciana si no ha experimentado completos los Ejercicios que
experimentó Ignacio.
Hoy día la CVX, movimiento laical ignaciano, afirma en sus
Principios Generales: “Consideramos los Ejercicios Espirituales
de san Ignacio como la fuente específica y el instrumento característico de nuestra espiritualidad” (nº 5). Y en el nº 4 de
las Normas Generales recomienda para todos sus miembros que
realicen “una experiencia completa de los Ejercicios Espirituales en una de sus varias modalidades (en la vida ordinaria, varios retiros en varios años, un mes cerrado)”.
Para poder realizar con éxito los Ejercicios es imprescindible una preparación previa. El aspirante debe haber recorrido
ya un cierto camino de espiritualidad. No se debe entrar en
Ejercicios si aun se tienen dudas serias de fe, problemas graves sicológicos o de relacionamiento, o si no se ha superado una
35
�visión fundamentalista de la Biblia. En estos casos es preferible hacerles esperar y acompañarles para que puedan rellenar
sus baches, cosa que no es difícil con personas sinceras de
buena voluntad. Pero si no superan sus ignorancias o sus problemas básicos, mejor será que no entren en este proceso.
Si no están acostumbrados a realizar ratos de oración, se
recomienda que por una temporada se inicien en los diversos
métodos de orar. Más tarde, durante los Ejercicios, irá profundizando y encontrando el tipo de oración que mejor se adapte a su forma de ser.
Para laicos el método más conveniente suele ser el de
Ejercicios en la Vida Corriente. Aunque no siempre ocurre así.
Algunos no tienen ambiente donde retirarse en silencio a orar o
no son capaces de orar en medio de su bullicio ambiental. En
este caso es preferible que opten por los Ejercicios por etapas
intensas sucesivas de varios días cada una. En casos especiales
hay quienes optan por el mes intenso en silencio.
Hice los Ejercicios de mes intensivos. Me fue muy bien y
salí contento. Pero después en mi vida agitada de ingeniero no era capaz de concentrarme para hacer oración.
Echaba de menos el silencio y la falta de preocupaciones
de la casa de retiros.
A los varios años he vuelto a hacer los Ejercicios completos, pero esta vez en la vida ordinaria. Y ahora sí, poco a
poco he ido aprendiendo a interiorizar los ruidos y a orar
los problemas. Ahora soy capaz de sintonizar con Dios en
mi ambiente de vida y trabajo…
Los Ejercicios tienen un “modo y orden”, que hay que respetar. No se pasa a los temas siguientes sin haber profundiza36
�do de forma vital en los anteriores. Siempre guiado por el tacto experto de un “acompañante” que, debidamente preparado,
acompaña al ejercitante en su caminada. No es un director,
sino un guía que, en mutuo respeto, indica el ritmo del proceso,
corrige los desvíos o anima a salir de los baches.
Para realizar Ejercicios ignacianos lo primero es querer
de veras realizarlos. Ignacio pide “ánimo y generosidad”. Opción personal, imprescindible. Y, por supuesto, tener capacidad
y tiempo para realizarlos. Hay que tener claro que no se trata
de estudiar o aclarar ideas, sino de cambiar aptitudes profundas, de “ordenar la vida” quitando las “afecciones desordenadas”. Los Ejercicios no buscan cambiar la cabeza, sino el corazón. Se trata de dejarnos llenar de Dios a través de una centralidad total en Jesucristo.
El ejercitante ha de ser consciente de que camina guiado
por el Espíritu Santo. Debe aprender a captar y recibir sus luces, sus “mociones”...
Los Ejercicios ignacianos se realizan a través de un proceso gradual formado por cuatro etapas sucesivas, una introducción y una salida. La introducción se llama Principio y Fundamento, la primera etapa o semana se dedica al pecado y la misericordia de Dios, la segunda, la más larga, a la vida pública de
Jesús, la tercera a su Pasión, la cuarta a la Resurrección y una
hermosa salida llamada Contemplación para alcanzar amor.
San Ignacio llama Principio y Fundamento al puente de
entrada en Ejercicios. Se trata de realizar un chequeo completo del estado de mi vida ante Dios. Recorrer la historia de mi
fe para aterrizar en mi ahora. Con la mayor objetividad posible
detectar qué grado de salud tiene ahora mi fe en Dios y mi fe
37
�en mí mismo. Esforzarnos por realizar una lista lo más objetiva
posible de las cualidades que me ha dado Dios y en qué grado
de desarrollo están ahora.
Se trata de cotejar las riquezas actuales de mi personalidad, como para aclarar con qué materiales cuento para la construcción que me espera. Desempolvar los hermosos planos del
Arquitecto Jefe y detectar los materiales de construcción que
ya me ha entregado él, como para animarnos a meternos en tarea.
No es el momento de mirar nuestra parte negativa, en la
que nos detendremos en la primera etapa. Ahora se trata de un
enfoque optimista sobre el proyecto de Dios sobre cada uno de
nosotros, todavía sin demasiados detalles, pero real. Se trata
de confirmar con decisión que es posible tomarme en serio esta
caminada que pretendo iniciar. Dios lo quiere y me da los medios para realizarlo…
Acá empiezan a desarrollarse algunos rasgos que serán típicos de la espiritualidad ignaciana, como la “indiferencia” o
libertad interior, el “tanto cuanto” y el “magis”.
En la Primera Etapa ahora sí se entra a analizar la parte
negativa de cada persona. Este hermoso edificio que quiero
construir está asentado en terreno fangoso. Hay que detectar
sus aguas subterráneas, pues lo que Dios quiere construir sobre él es muy importante. Y si hay fallos estructurales en lo ya
construido, habrá que subsanarlos de forma muy realista.
El ejercitante debe aprender a mirar sus defectos e infidelidades desde los ojos amorosos de Dios. Si llega a mirar sus
fracasos desde su propio orgullo, seguramente se desesperará.
Aunque sean muchos los pecados que nos ensucian, si de veras
38
�nos fiamos de Dios, él sabrá sacarnos adelante…
Lo importante de esta etapa estriba en llegar a sentir el
perdón absoluto y purificador de Dios, y como consecuencia de
él, aprender a perdonar a los demás y sobre todo a uno mismo.
Después de una reconciliación total con nuestro Creador, remachada de diversas formas, ya podemos entrar en la intimidad
con Jesús.
La Segunda Etapa de Ejercicios, la más larga, se centra
totalmente en Jesús, en conocerlo, para amarlo y poder así seguirlo. Es la etapa más estructurada por San Ignacio. No es
ahora el momento de describir sus pasos, pero están maravillosamente coordinados entre sí. Con algunas meditaciones específicas en momentos precisos, desde la Encarnación, Ignacio
invita al ejercitante a acompañar a Jesús durante el proceso de
su vida.
A mitad de la etapa se realiza un stop para que el ejercitante realice un discernimiento sobre qué quiere Jesús de él o
ella. Antes del discernimiento vocacional el maestro Ignacio
hace realizar al ejercitante chequeos previos de cómo están
sus criterios, su voluntad y su capacidad de amar. Y explica los
métodos del discernimiento, herramienta valiosa que el ejercitante podrá realizar de nuevo siempre que lo necesite. Saber
discernir será una de las características de una espiritualidad
ignaciana adulta.
La Tercera Etapa se centra en la Pasión de Jesús. Seguimos admirando su amor heroico capaz de dar la vida, su fidelidad a los pobres a cualquier precio. E intentamos fortalecer
nuestra decisión de seguirle de cerca cueste lo que cueste. Se
trata de aprender a sacarle fruto al dolor, de aprender a su39
�frir como Jesús, junto con él, por los mismos fines que él…
La cuarta etapa o semana está dedicada a la resurrección
de Jesús. Alegrarnos sobremanera con su triunfo. Contemplar
cómo Jesús resucitado consuela y anima a sus amigos. Alegrarnos también con sus triunfos en mí, y esperarlos mucho más
grandes aun, hasta la plenitud de la gloria.
Como un maravilloso broche final Ignacio termina su proceso con la Contemplación para alcanzar amor. Se trata de
aprender a ser contemplativos en la acción, amando y sirviendo
a Dios en todo. El ejercitante ya ha aprendido a discernir dónde está activando Dios, y disfruta contemplándolo y secundándolo.
La persona que ha seguido fielmente el proceso de los
Ejercicios a lo largo de uno o dos años suele salir de ellos con
una nueva visión cristológica, de sí misma y de todo lo que le
rodea. Entra de nuevo en la vida con nuevas herramientas con
las que construir el Reinado de Dios que nos anuncia Jesucristo.
Ahora ya puede convertirse de veras en un laico adulto, de la
mano de Ignacio…
40
�6. Opción personal por conocer, amar y seguir a Jesús
Ser cristiano no se reduce a creer una serie de dogmas, ni
a cumplir una serie de moralidades. Se trata de seguir a una
persona: a Jesucristo. Y, como ya hemos visto, ese compromiso
lo tomamos en el bautismo, y los ignacianos lo desarrollamos en
los Ejercicios Espirituales.
Mientras vivamos enmarañados en redes peguntosas de
multitud de preceptos, andaremos confusos y desorientados.
Un único horizonte, un solo eje, una sola energía decisiva: Cristo Jesús.
Todo intento de cambio eclesial o personal fracasará si no
se centra en una vuelta sincera a Jesús. Entusiasmarse por Jesús es lo máximo, lo definitivo.
La opción por conocer a Jesús tiene que ser activa, siempre con las antenas levantadas para detectar su presencia. El
chip de Jesús tilila por todas partes, y hemos de ser capaces
de rastrearlo hasta encontrarlo, una y otra vez, en todos lados.
La contemplación de Jesús, el histórico, el sufriente actual, el del cosmos, el de la plenitud, se vuelve absorbente, entusiasta… Contemplarlo cada vez más animosos, más enamorados, más entregados… Es maravilloso dejarse seducir por Jesús, a cualquier edad, a todas las edades, en cada circunstancia
de la vida...
Arrupe escribe inspirado: “Aquello de lo que te enamoras,
lo que arrebate tu imaginación, lo afectará todo… Lo que leas, a
quien conozcas, lo que te rompa el corazón y lo que te llene de
41
�asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece
enamorado, y esto lo decidirá todo”.
La CVX, como ignaciana que es, lo afirma taxativamente:
“La espiritualidad de nuestra Comunidad está centrada en
Cristo y en la participación en el Misterio Pascual” (PG 5).
Profundizar en el Jesús de cada uno de los Evangelios, en
el de Pablo, en el de Hebreos, en el Cristo triunfante del Apocalipsis, es tarea maravillosa, cada vez más radiante. Jesús no
era un filósofo ni un teólogo. Era un profeta muy enraizado en
la vida cotidiana de sus gentes, vivo ahora para siempre en las
comunidades que creen en él.
Releer los escritos enamorados de tantos seguidores de
Jesús a través de la historia, desde Ignacio de Antioquía y San
Agustín hasta Carlos de Foucauld o Teresa de Calcuta, es algo
fascinante. Repasar con entusiasmo la vida de tantas personas
que fueron maravillosas porque se centraron en Jesús. Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Pedro Arrupe…
Sin Jesús, ellos y ellas no serían.
Descubrir a Jesús encarnado en nuestra realidad es tan
radiante, tan maravilloso, que nos va dejando prendados de él.
Locos por Jesús, cada vez más entusiasmados con él…
Nos interesa todo lo que haga referencia a Jesús, arte o
vida, teorías o vivencias… Sus huellas están en todos lados…
Recojo con afán todos los libros que encuentro sobre Jesús, que son muchísimos. La Cristología es la rama que más ha
crecido en la Teología actual. ¿Cómo no vibrar con Nolan, Mesters o Pagola? Es genial profundizar en el marco histórico de
Jesús de la mano de Joaquín Jeremías…
42
�Me entusiasma coleccionar digitalmente las miles de pinturas y dibujos sobre Jesús que se han realizado a través de
los tiempos, desde el Buen Pastor de las catacumbas romanas
hasta las pinturas surrealistas de Picasso o el impresionismo de
Köder. Me encantan los Jesús negros de Mafa o de Nsimambote, los delicados dibujos chinos de He Qi, o los actualizados
latinoamericanos de Cerezo…
Copio y veo con entusiasmo las muchísimas películas que se
han rodado sobre Jesús, de muy variadas calidades, pero todas
con algo lindo que disfrutar. Las ingenuidades de Lumiere y
Pathé, allá al finales del siglo XIX; lo ostentoso de Rey de reyes; el Jesús pobre de Pasolini; el Jesús humano de Zeffirelli o
de Young; o la crudeza realista de Gibson en La Pasión o de
Hardwicke en Natividad… También van saliendo interesantes
películas simbólicas sobre Jesús. Y muchísimos dibujos animados, entre los que destacan los coloridos de Rich… Más de cien
películas sobre Jesús, importantes en este nuestro mundo audiovisual.
Nuestro tiempo necesita con afán nuevos místicos cristológicos, nacidos desde su sabiduría, estilo Teilhard de Chardin,
que sepan unir vivencialmente fe y ciencia. Necesitamos testimonios reales de personas que viven una cosmovisión cristológica actualizada. Necesitamos Apocalipsis en lenguaje moderno,
con el que podamos discernir también hoy en medio de las oscuridades reinantes la presencia triunfadora del Lucero brillante de la mañana.
El testimonio de personas auténticamente cristológicas es
mucho más importante que todas las ortodoxias refinadas del
Magisterio. Gente que piense como Jesús, con su misma jerarquía de valores; que sienta amor solidario heroico, al estilo de
43
�Jesús; que crea y confíe en Dios como Papito querido, Abbá,
como le invocaba él; que vea y respete las huellas de Dios en
todo ser humano; que llore el sufrimiento y la muerte de tantos
inocentes; que sienta en sus entrañas la misericordia del Padre;
que luche como Jesús y con Jesús por construir un mundo de
hermanos, el Reinado universal de Papá Dios…
Personas en las que pueda actuar con libertad el Espíritu
de Jesús; en las que pueda vivir Jesús, mostrándonos su cariño
a través de sus ojos, sus manos, sus palabras, sus acciones…
Cómo Jesús valora nuestra realidad y cómo quiere él que nos
comportemos ante ella. Qué piensa Jesús del orgullo acaparador de nuestras autoridades, qué siente ante el hambre creciente de millones de hermanos suyos, cómo le duele que algunos representantes suyos sigan colando mosquitos pero tragando camellos… Cómo vibra el corazón misericordioso de Jesús
ante tan crueles desprecios de sus representantes contra los
divorciados, los homosexuales, los drogadictos, los de otras
culturas… Cómo le duele la división de sus Iglesias…
¿Qué piensa Jesús hoy de nosotros? ¿Cómo se comportaría si de nuevo viniera en carne mortal? ¿Cómo nos comportaríamos nosotros con él? ¿Cómo de hecho nos estamos comportando?
“Seguir a Jesús es creer en lo que él creyó, dar importancia a lo que se la daba él, interesarnos por lo que él se interesó, defender la causa que él defendió, mirar a las
personas como las miraba él, acercarnos a los que sufren
como él se acercaba, sufrir por lo que él sufrió, confiar en
el Padre como confiaba él, enfrentarnos a la vida y a la
muerte con la esperanza con la que él se enfrentó.” (Pagola. Fijos los ojos en Jesús)
44
�La experiencia de Jesús es maravillosa, muy exigente, pero no
imposible. Gracias a las energías del bautismo puede llegar a ser
realidad el ideal cristocéntrico de Pablo. El bautismo nos posibilita
llegar a ser de Cristo (Gál 3,29). Dejar que Cristo viva en mí (Gál
2,20), y su Amor se manifieste a través mío, formando en familia “un
solo cuerpo” con él (Rom 12,5). El bautismo lleva a poder tener “las
actitudes” (Flp 2,5) y “el pensamiento de Cristo” (1Cor 2,16); ser “una
criatura nueva en Cristo” (2Cor 5,17); dejar “que Cristo se forme en
mí” (Gál 4,19). “Que Cristo habite en nuestros corazones por la fe”
(Ef 3,17) siguiendo “el camino del amor, a ejemplo suyo” (Ef 5,2).
Sentir que podemos triunfar en todo lo bueno porque Jesús “nos fortalece” (Flp 4,13). Ver a “Cristo en todo y en todos” (Col 3,11).
Total, que sin Jesús es imposible llegar a ser un cristiano
adulto, maduro en su fe. Pero con él, todo es posible…
45
�7. Optar por el Dios de Jesús
En la mayoría de los ambientes Jesús es un gran desconocido. Por eso, por desgracia, hay quienes se sienten mal al oír
hablar de Dios. Para ellos la figura Dios sólo les trae malos recuerdos. Piensan en un ser amenazador y exigente, un auténtico
estropea-fiestas; algo torpemente burdo, en el polo opuesto a
la vida moderna.
Pero también por desgracia, lo poco que saben sobre Dios
son excrecencias de fundamentalismos, agriadas por testimonios desastrosos de cristianos. Las imágenes de Jesús que han
recibido están absolutamente deformadas. Por todos lados pululan figuras distorsionadas y absurdas de Jesús y su Dios…
“En estos tiempos de profunda crisis de fe religiosa no
basta creer en cualquier Dios. No es suficiente afirmar
que Jesús es Dios. Es decisivo discernir cómo es el rostro
de ese Dios que se encarna y revela en Jesús, sin confundirlo con cualquier ‘dios’ elaborado por nosotros desde
nuestros miedos, ambiciones o fantasmas que poco tienen
que ver con la experiencia de Dios que vivió y contagió Jesús.” (Pagola. Fijos los ojos en Jesús)
Idolatrías y fundamentalismos son opios asociados que
desfiguran y enloquecen la vida humana. El creyente sincero en
el Dios de Jesús vive en vigilia constante para no respirar esas
nubes de gases envenenados que nos arrebatan la confianza en
el Dios que nos presenta Jesús. A cada rato hay que escupir o
vomitar los venenos idolátricos que tragamos aun sin querer. Y
46
�buscar ambientes limpios que fortalezcan nuestra fe.
En primer lugar debemos rechazar una vieja máscara
ideológica que antiguos movimientos religiosos han colocado a la
relación del Crucificado con su Padre, y que aún supervive en
algunos. Pagola la describe así:
“Según esta manera de entender la crucifixión, el Padre,
justamente ofendido por el pecado de los hombres, exige
para salvarlos una reparación que el Hijo le ofrece entregando su vida por nosotros. Si esto fuera así, la imagen de
Dios quedaría radicalmente pervertida, pues Dios se presentaría ante nuestros ojos como un ser justiciero, incapaz de perdonar gratuitamente: una especie de acreedor
implacable que no puede salvarnos si no se salva previamente la deuda que se ha contraído con él. ¿Dónde quedaría la Buena Noticia de Dios proclamada por Jesús?… Este
postulado ha contribuido más que ninguna otra cosa a desacreditar el cristianismo a los ojos de los hombres de
buena voluntad en el mundo entero…
Entonces, ¿quién ha querido la cruz y por qué? No ciertamente el Padre, que no quiere que se cometa crimen alguno, y menos contra su Hijo querido, sino los que condenan a Jesús a muerte, porque rechazan el Reino de Dios
que él trata de introducir en el mundo abriendo camino a
la justicia, la compasión y la solidaridad. Lo que el Padre
quiere no es que le maten a su Hijo, sino que su Hijo sea
fiel a su proyecto salvador hasta el final.”
La imagen de Jesús en la cruz es símbolo de valentía total,
fidelidad absoluta a los pobres y al proyecto amoroso del Padre
Dios sobre la humanidad. Él es siempre consecuente con sus
47
�principios, pase lo que pase, aunque no le quieran entender,
aunque lo critiquen y lo amenacen, aunque lo torturen y lo maten.
Él testifica que Dios sólo quiere una vida digna y dichosa
para todos, desde ahora y para siempre. Para Jesús Dios no es
un concepto abstracto, sino una presencia amistosa y cercana
que hace vivir y amar la vida intensamente, y por ello opta de
forma especial por los marginados de la sociedad.
Citamos de nuevo a José Antonio Pagola, a mi juicio, el mejor cristólogo de la actualidad:
“Para Jesús, Dios no es alguien extraño que, desde lejos,
controla el mundo y presiona nuestras pobres vidas. Es el
Amigo que, desde dentro, comparte nuestra existencia y
se convierte en la luz más clara y la fuerza más segura para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la
muerte.”
“Toda la existencia de Jesús hace presente la bondad de
Dios. Lo que predica, lo que vive y lo que hace es captado
como buena noticia de Dios por quienes lo encuentran en
su camino.”
Los dirigentes religiosos de su tiempo asocian a Dios con
la religión; Jesús lo vincula con la vida. Se siente enviado para
promover una vida más sana, digna y justa para todos.
“Según Jesús, para Dios lo primero es la vida de las personas, no el culto; la curación de los enfermos, no el sábado; la reconciliación social, no las ofrendas para el altar; la
acogida amistosa a los pecadores y el perdón sanador de
Dios, no los ritos de expiación.”
48
�La primera mirada de Jesús se dirige al sufrimiento de las
gentes enfermas y desnutridas, no a sus pecados. Jesús proclama a Dios curando y dando vida.
Libera a los seres humanos de la imagen opresora de Dios.
Contagia la experiencia de Dios como una fuerza contraria a
todo lo que sea odio y marginación, a todo lo que haga daño al
ser humano. Jesús sólo cultiva los caminos del amor.
Jesús vive seducido por la bondad de Dios, presencia que
bendice la vida. Su padre querido, Abbá, está cercano y accesible a todos. Cualquiera puede comunicarse con él desde el secreto de su corazón. Él atrae a todos hacia lo que es bueno y
nos hace bien. Los sencillos lo saben mejor que los entendidos.
Ese Padre, bueno y cercano, es de todos. Nadie es insignificante a sus ojos. A nadie da por perdido.
“Dios no bendice la exclusión, ni la discriminación, sino la
comunión fraterna. Dios no separa ni excomulga; Dios
abraza y acoge… El gesto que más escándalo provocó fue
su amistad con pecadores… Con una acogida amistosa los
va curando por dentro: los libera de la vergüenza y la humillación; despierta en ellos la dignidad; les contagia su
paz y su confianza en Dios. Sabe que el Padre es como un
pastor loco que lo arriesga todo por buscar a su oveja
perdida”.
Jesús, y sólo Jesús, refleja con total autenticidad el rostro de Dios. Él es el camino para ir a Dios. Es la verdad sobre
Dios. Transmite la vida de Dios.
Todo creyente de buena voluntad, de cualquier religión,
refleja algo de Dios. Pero Jesús refleja el todo de Dios. Él es
el amén de Dios.
49
�Nada que no esté de acuerdo con el mensaje de Jesús
puede referirse con verdad a Dios. Por eso es tan vital conocer
de veras a Jesús…
A la luz del mensaje de Jesús hay que seleccionar los
anuncios progresivos del Antiguo Testamento. Débiles e infantiles experiencias de Dios van creciendo en Israel hasta llegar
a la experiencia de Jesús. Así nos pasa también a nosotros.
Nuestras experiencias de Dios tienen que crecer hasta llegar a
sintonizar con la experiencia de Jesús. Muchos llamados cristianos deambulan aun por caminos veterotestamentarios, pero
ello reconforta si sus pasos se dirigen hacia Jesús. Podemos
ser buenos paganos, como los Magos, o buenos judíos, como los
pastores de Belén, en camino hacia Jesús y su experiencia de
Dios. Lo decisivo para ser adulto en la fe se centra en llegar a
experimentar la presencia vigorizante de Jesús.
50
�8. Oración laical adulta
Todo lo grandioso se conoce poco a poco. Dios es infinitamente grandioso. Por eso no podemos conocerlo de un golpe, ni
menos a cabalidad... Inmensa es la distancia entre Dios y nosotros. Pero de alguna manera podemos conectarnos con él precisamente porque él quiere conectarse con nosotros.
Orar consiste en ponerse en contacto con ese Alguien superior, que tan íntimamente nos atrae. Él y yo, o él y nosotros,
conectados siquiera por un delgado hilo. Que yo no conozca
bien la central eléctrica de mi red no quiere decir que no pueda
estar en contacto directo con su energía. Pero mi cable -mi
oración- tiene que estar conectado a los dos extremos, la central y yo mismo, sin interrupciones. La conexión puede ser de
mayor o menor capacidad, pero tiene que ser real.
La energía divina está siempre a mi disposición. Por su
parte nunca habrá fallos. El problema soy yo, que tengo la potestad de desconectarme del todo o de tener cables pelados
en muy mal estado, que chisporrotean a cada rato; o un calibre
de cable muy inferior al que requieren mis muchos artefactos
interiores.
Cualquier persona puede orar con algo de autenticidad.
Pequeños focos se le pueden encender hasta al que presume de
ateo. Todo ser humano ora de veras de vez en cuando. Pequeños motores pueden prender cadenas de foquitos. Pero la gran
central hidroeléctrica capaz de crear un mundo nuevo es única,
y se llama Jesucristo.
51
�La oración del seguidor de Jesús puede ser cada vez más
real y poderosa, pero en esta vida nunca llega a ser del todo
plena, pues nunca abarcaremos a Dios del todo. Pero sí puede ir
creciendo según nuestra forma de ser y nuestro grado de crecimiento interior.
San Ignacio insiste en el comienzo de los Ejercicios que
cada ejercitante debe experimentar diversas formas de orar
como para ir discerniendo en cuál de ellas les va mejor. Según
el carácter, las cualidades personales, las habilidades adquiridas, la mejor forma de oración es la que le encaja mejor a cada
uno. A unos les ayuda la oscuridad, a otros caminar, a otros escribir… Unos son más racionales, y otros más imaginativos. Hay
quienes necesitan constantemente un libro en el que apoyarse;
a otros les es suficiente unos pequeños puntos previos o un pasaje concreto, y a partir de ahí son capaces de caminar largo
de la mano de su imaginación y sus sentimientos…
Un punto importante a tener en cuenta, al que rara vez se
atiende, es la identidad masculina o femenina del orante. La
oración no es unisex. Cada persona sintoniza con Dios según es,
como hombre o como mujer. Nuestras inteligencias y afectividades funcionan distintas. Por ello, en cierta medida, la oración
también es sexuada. Oramos con todo nuestro ser, tal como
somos.
Me temo que muchos varones en su proceso de maduración
en la fe se quedan rezagados porque no aprendieron a orar como varones. Existen fórmulas de oración femenina o afeminada
que no corre en varones cultos. Es típico que en el proceso de
formación de comunidades formadas por parejas, muchos de
los maridos se quedan atrás, marginados, y al final salen del
proceso porque no se sienten bien en él. Este punto es delicado
52
�y hay que dedicarle más atención.
Puede ser que al varón le vaya mejor leer un texto y escribir sobre él, y a la mujer meditarlo de rodillas; que a él le
baste leer el evangelio del día para meditarlo mientras corre o
viaja, pero ella necesite un ambiente caldeado; que él encuentre a Dios en su compromiso y ella en sus rezos y sus afectividades. El varón necesita razonar más sus creencias, y la mujer
sentirlas en el corazón. Habrá que investigar más este tema. Y
para ello es imprescindible el aporte de los laicos, especialmente de matrimonios orantes…
Estoy de acuerdo en que los varones oramos de manera
diferente a las mujeres en general. En mi caso veo las siguientes diferencias:
La oración no necesita más solemnidad que la simple conciencia de la presencia de Dios. Quiero decir que muchas
veces, puedo rezar un rosario y no sentir a Dios, pero
puedo orar en un momento de silencio en el ascensor o
mientras veo un grupo de obreros uniendo fuerzas bajo el
sol. Veo también que me resulta más fácil sentir a Dios en
la acción, ayudando, moviendo, hablando, colaborando, que
sentado mientras repito oraciones.
Los escritos sobre oración son casi exclusivamente realizados por clérigos, a quienes por definición les falta un conocimiento vital de la relación varón-mujer. Es más, una parte de
nuestra jerarquía eclesiástica adolece de machismo crónico,
pero adornado de vestimentas y ritos con encajes afeminados…
A muchos varones les molesta y les aleja la ostentación lujosa y
trasnochada de la oración oficial de la Iglesia.
53
�También hay diferencias según la etapa de crecimiento en
la que se vive. En las etapas infantiles predominan las peticiones. Como pequeños impotentes los niños buscan que el Todopoderoso se lo arregle todo. Pero muchos adultos se mantienen
siempre espiritualmente infantilizados, tratando de escurrir el
hombro para no afrontar sus responsabilidades. Con lo que resulta que muchas personas culturalmente adultas mantienen una
fe aniñada, que les sirve para muy poco, y en la mayoría de los
casos acaban tirándola por la ventana como algo inservible.
Las oraciones de petición más frecuentes recaen en asuntos secundarios. Jesús se quejaba a sus discípulos de que no le
pedían cosas importantes. Son muy frecuentes las peticiones
sobre la salud. A veces hasta se organizan cadenas insistentes
de oración para que alguien se cure de un cáncer, por ejemplo.
Estas cadenas se rompen en mil pedazos de incredulidad cuando llega la muerte del paciente. Los frustrados orantes quedan
seriamente enojados con Dios. Y a veces lo desechan de sus
vidas.
Ante las peticiones frustradas reverberan las eternas angustias de la fe ingenua: ¿Por qué Dios no me atendió? ¿Qué le
costaba a él, puesto que lo puede todo? ¿Qué he hecho yo de
malo para que me castigue así? A partir de ahí densos nubarrones oscurecen la supuesta bondad de Dios. Si los truenos de las
dudas resuenan demasiado fuertes, rayos certeros pueden dejar carbonizada a la fe, dejándola inútil.
La oración adulta supone un crecimiento serio de la fe en
Dios. Todos los enfoques fundamentalistas y sus consecuentes
imágenes distorsionadas y equivocadas de Dios tienen que ser
desechadas. Pero no basta destruir los fundamentalismos malformantes. Hay que construir nuevos edificios de fe con ci54
�mientos mucho más sólidos. Es necesario destruir, pero para
construir mejor, no para quedarnos sin casa…
Hay que ir entendiendo y aceptando el respeto de Dios
hacia las energías autónomas con las que él mismo creó el universo; y su respeto irrestricto a la libertad humana, imprescindible para que de veras seamos capaces de amar. Si Dios nos
quitara nuestro libre albedrío, nos convertiríamos en animales,
movidos sólo por instintos. Al entender el proceder de Dios,
muchas de las peticiones habituales van quedando marginadas.
Ya no pedimos que llueva o que no llueva, que me toque la lotería
o que apruebe un examen. Va desapareciendo todo lo que huela
a magia, o a suerte, o a fetichismo…
Dios es Padre, pero no paternalista. El amor de Dios es
exigente porque sabe lo que valemos y a dónde podemos llegar.
Él no nos da haciendo lo que nosotros deberíamos realizar. No
nos sustituye. Nos aconseja y anima; nos da energías; nos enseña; nos empuja… Pero jamás nos anula, nos margina o nos ningunea. Él conoce mejor que nadie nuestra personalidad y siempre
está dispuesto a ayudarnos a desarrollarla…
Viviendo este enfoque cambia radicalmente nuestra oración. Sigo necesitando pedir, pero no porque Dios sea sordo o
duro de corazón, sino porque yo soy el sordo y duro de corazón.
Por ello me preocupa que mi contacto con Dios sea auténtico
para poder así recibir de lleno sus energías. Reconozco mis
profundas necesidades y espero eficaces divinas ayudas.
Las peticiones frecuentes se van convirtiendo poco a poco
en sinceros desahogos derramados ante los ojos comprensivos
y misericordiosos de Papá Dios. Le abro del todo mi corazón
sabiendo que me comprende y me da las energías necesarias
55
�para aceptar, enfrentar y trascender mis problemas y los de
los demás. Muchas veces no nos quitará el dolor, pero nos enseñará a sacarle fruto al sufrimiento. No suprime las tormentas, pero da ánimos para pasar exitosos en medio de ellas.
Se trata de desahogos en búsqueda de contacto auténticos con Dios, nuestra Fuente; de proclamar su amor y de agradecer su amparo y su grandeza. Se trata de compartir con él la
preocupación por los que tienen hambre, por la situación de
tantísimos marginados y explotados. De sincerarnos de nuestra
preocupaciones derramando nuestro corazón ante su presencia.
Así no declinamos nuestras responsabilidades, sino que las avivamos y las cargamos de esperanza.
En momentos especiales de cansancio o de desánimo puede
ser que la única forma de oración sea sencillamente “estar”, sin
palabras, pero sintiéndose acompañado.
En la vorágine del día a día, en donde parece que de repente la inercia se apodera de uno. Cuando parece que ya
no existe conexión con los demás, cuando parece que soy
un barco en alta mar en donde no se ve la orilla y necesito
por lo menos ver una estrella… Cuando parece que mi corazón no va más, cuando tanta gente habla y no escucho
nada… Cuando parece que ser padre y esposo es una responsabilidad caóticamente placentera… Cuando más pequeño me siento y me veo como ciego en este camino, me
siento a la mañanita temprano, sólo, a ver el amanecer,
mate de por medio y me ofrezco. Estoy… Es consolador
preguntar ¿estás ahí? Y como un susurro escuchar “acá
estoy muchacho”.
56
�Sería como cuando ves que tu compañero está ahí, trabajando ardua y silenciosamente, codo a codo, y en una mirada se dice todo. Esta manera de estar con él, con mi
compañero, es mi manera de orar.
En la medida en que reconocemos las muchas capacidades
que nos ha dado Dios, vamos descubriendo también nuestras
muchas ingratitudes para con él. Muchas de nuestras capacidades no las hemos desarrollado debidamente. Otras las hemos
sacrificado en aras de nuestro orgullo. Las usamos para dañar a
otros, o las dejamos sin desarrollar. Es mucho lo que recibimos
de Dios. Por ello cada vez se impone más una oración de reconocimiento humilde de nuestras limitaciones; y peticiones concretas de perdón por nuestras infidelidades e ingratitudes.
En una etapa de madurez surgen con más frecuencia oraciones de agradecimiento. Al comprobar o recordar esas ayudas maravillosas de Dios, que nos sacaron de tantos problemas,
nacen en el corazón sentimientos sinceros de gratitud.
De forma especial agradecemos cómo el Espíritu ayuda a
través nuestro a los hermanos. Pedimos que podamos ser canales limpios de comunicación, puentes de unión, cables de conexión. Y brotan sentimientos especiales de agradecimiento
cuando experimentamos el cosquilleo de la energía divina pasando a través nuestro para iluminar o energizar a otras personas…
El espíritu de agradecimiento lleva con frecuencia a proferir actos de reconocimiento de la presencia de Dios. Creo
que estás presente… Acá te siento activo… Son actos de fe
aterrizados en situaciones concretas. No se trata ya de teorías, sino de experiencias reales.
57
�Junto al agradecimiento brota también la alabanza. Oraciones de agradecimiento y bendición se entrecruzan bordando
hermosuras de compromisos hacia los otros hijos de Dios…
La oración de acogida es como el reposo plenificante en
verde pradera, después de escabrosas escaladas. Acepto gozoso la presencia multicolor de Dios a lo largo del horizonte ya
recorrido. Me abro de par en par a su presencia. Inmensamente agradecido. Gozoso. Sintiendo el cosquilleo de sus ondas benéficas, de tránsito hacia mis hermanos.
Otra dimensión que poco a poco se va desarrollando en la
vida de oración es la distinción en el trato a las tres divinas
personas. Dios es una familia; y aprendemos a distinguir el rol
de cada una de sus personas. Vamos aprendiendo a dialogar con
cada una de ellas y a saber recibir sus dones específicos.
Aprendemos a ir al Padre a través de Jesús, con las energías
del Espíritu… Según el tema, distinguimos las energías creadoras, las redentoras y las santificadoras; la confianza en el Padre, la fraternidad con el Hijo, la intimidad con el Espíritu…
San Ignacio coloca al final de los Ejercicios la Contemplación para alcanzar Amor. Después de una actividad intensa de
oración, Ignacio construye un puente para poder seguir orando
al pasar a la vida activa. No es algo simple. Puede ser un puente
muy largo. Se trata de aprender a ver a Dios en todo y en todos; de hacernos contemplativos en la acción; de saber en todo
amar y servir. Esto es tarea para toda la vida. Los ignacianos
debemos insistir y profundizar en este tema con frecuencia.
Debe ser materia aterrizada de reuniones y retiros frecuentes.
En los capítulos siguientes seguiremos aterrizando laical58
�mente…
59
�9. Vivir y ser Eucaristía
Un momento privilegiado de la entrega de Jesús al Padre,
fruto extremo de su Encarnación, fue su Eucaristía. En ella expresó la donación total, consciente y libre de sí mismo, y se
preparó para realizarla hasta la plenitud.
Como preámbulo a su primera Eucaristía Jesús lavó los
pies a sus discípulos, señal de que la mejor preparación para
celebrar la Eucaristía es el servicio humilde a los hermanos. Al
lavar los pies, Jesús limpia las ambiciones de los que discuten
por el primer puesto. Ante el traidor Judas, Jesús respeta su
libertad, sin agresividad ni odio, dejando abierta la posibilidad
de perdón hasta el último momento.
Jesús explica en su discurso según Juan que la ley del
amor es el centro de la Eucaristía. El clima de la Última Cena
está fuertemente marcado por los afectos filial y fraterno de
Jesús, que se dirige a su Padre y a sus hermanos con ternura
entrañable. Gracias a la fe en ese Dios Padre, aprendemos a
compartir el perdón y el pan. Así como el pan nutre las fuerzas
físicas, así nuestro espíritu necesita ser continuamente nutrido
por el espíritu de Jesús, que sabe ser fiel al amor hasta la
muerte. Nuestra vida según Cristo, sustentada por el pan del
Espíritu, consiste en volvernos granos de trigo que “mueren”
por el sacrificio y la donación, pero multiplican y transmiten la
vida que recibieron.
Las palabras de Jesús que consagran el pan y el vino en su
cuerpo y sangre son compromiso de donación total. Cada Euca60
�ristía renueva el gesto de Jesús, y al mismo tiempo nos compromete a vivir como él vivió: entregar nuestro cuerpo y nuestra sangre por los mismos motivos que él. Misterio de muerte y
resurrección, celebrado y actualizado por los que morimos y
resucitamos con él. Perpetuamos el sacrificio y el triunfo de
Jesús haciendo, junto con él, lo que él hizo, procediendo como
él, por la donación de nosotros mismos. Una vida totalmente
dedicada a servir a los demás, cueste lo que cueste, por amor
al Padre, es una vida eucarística.
La disposición interior de entregarse y partirse cada
día por los demás, dando todo lo que se es y se tiene, más allá
del cálculo de cantidades y resultados, es el fruto de una vivencia eucarística. Ante la multitud necesitada ordena a sus
cansados discípulos: "denles ustedes de comer", es decir, denles lo que tengan, entréguense a compartir, hagan lo mismo que
yo, pasen por encima de sus propios límites...
Vivir la Eucaristía consiste en unirnos al ofrecimiento renovado de Jesús al Padre, experimentando su energía transformadora. Es Jesús en persona el que de nuevo se ofrece, y
nosotros, fraternizados por él, nos unimos a su ofrecimiento. Y
ahí, por él como camino, con él como amigo-hermano, y en él
como energía transformadora, con toda dignidad ofrecemos al
Padre, en la unidad del Espíritu Santo, todo el honor y la gloria
que nuestra vida le puede tributar.
La Eucaristía no se reduce básicamente a oración de petición. Es ante todo oración de ofrecimiento: ofrecemos al Padre
a nuestro hermano Jesús, y a nosotros mismos junto con él.
Desde la Encarnación tenemos algo digno que ofrecer a Dios: a
Jesús, Dios y hombre, y con él a toda la humanidad y toda la
creación.
61
�Estamos mal acostumbrados a “pagar” Misas a cualquier
santo por cualquier necesidad. Ofrecemos Misas a imágenes
diversas y aun contrarias de Jesús. Hay gente que piensa que
“cumple” pagando una Misa, pero sin el menor atisbo de participación, y menos aun de conversión. A veces pareciera que los
santos necesitan que se les ofrezcan Misas, cuanto más costosas mejor. Total, que para muchos la Misa es como una superstición que se compra. A mí me ponen nervioso algunas listas de
intenciones que a veces se leen al comienzo de las Eucaristías.
Una Misa no se compra. No tiene precio. Se trata de la
sangre de Jesús. Otra cosa es la obligación de todo cristiano
de ayudar económicamente a su Iglesia. Pero de la Eucaristía
hay que apartar todo atisbo de simonía.
Es absurdo ofrecer una Misa a Jesús, en cualquiera de sus
advocaciones. Es el mismo Jesús el que se ofrece por nosotros.
Por supuesto que sí se puede y se debe pedir por nuestras necesidades vitales y por nuestros difuntos, pero uniéndonos a
las peticiones que Jesús realiza al Padre ofreciendo su vida por
nosotros. Y unirnos a Jesús en su acción de gracias por los beneficios recibidos. Y adherirnos a las alabanzas de Jesús. Y de
una manera especial, desde el comienzo de la Eucaristía, unirnos a la petición de perdón que por nosotros realiza Jesús en la
cruz.
Participar vitalmente en una Eucaristía es lo mismo que si
estuviéramos presentes aquel Viernes Santo al pie de la cruz.
No se trata de un mero recuerdo, sino de un “memorial”, o sea,
de una actualización de la muerte y resurrección de Jesús.
Ese Jesús que de nuevo se ofrece al Padre por nosotros,
de nuevo también se nos da como alimento, energías vitales pa62
�ra poder seguir sus huellas. Jesús quiere instalarse en nosotros para desde nuestra propia plataforma seguir sirviendo a la
humanidad. En la Comunión nos convertimos en nuevo altar desde el que Jesús se ofrece sacrificialmente al Padre. Nuevamente encarnado en nosotros sirve a la humanidad a través
nuestro.
Esta tremenda responsabilidad no es exclusiva de los sacerdotes ministeriales. Por la incorporación a Cristo en el bautismo todos los cristianos participamos del sacerdocio de Cristo… Hermanados con Jesús por su encarnación, junto con él,
fortificados por él, nos ofrecemos agradecidos al Padre Dios,
con todo lo que somos, nuestras familias y nuestros trabajos.
En el proceso de una fe adulta es importante sentirnos
concelebrantes, parte vital de cada Eucaristía. De ella sacamos
las energías para desarrollar el sacerdocio real de los fieles,
como puentes de comunicación entre Dios Padre y nosotros…
Cada vez que logramos que alguien establezca un contacto vital
con Dios somos sacerdotes de Jesucristo…
63
�10. Experimentar la presencia de Jesús en el Matrimonio
El matrimonio en la Iglesia es un sacramento, o sea, la celebración de la presencia activa de Jesús en una pareja que se
ama, dentro de una comunidad de creyentes. Para que el sacramento del matrimonio sea válido es imprescindible que un
hombre y una mujer se conozcan suficientemente y se amen
libremente. Pero no basta con eso. Es necesario también que
tengan fe en Jesús, presente en su amor.
Los ministros en el sacramento del matrimonio son los
contrayentes; no el sacerdote, que sólo es un testigo cualificado, que los bendice en nombre de Dios. Los novios de veras
cristianos celebran el sacramento porque creen que Jesucristo
está activamente presente en el amor que se profesan, y se lo
agradecen y lo ponen en sus manos para que les ayude a seguir
siempre cultivando ese su amor mutuo, en respeto y complementariedad crecientes. Por desgracia en la mayoría de las bodas religiosas ni se acuerdan de la presencia activa de Cristo
en medio de su amor.
Punto clave es el paso gradual del enamoramiento hacia el
auténtico amor conyugal. Todo enamoramiento sufre una cierta
dosis de “atontamiento”. Y así tiene que ser. Si no, quizás poca
gente se casaría. Al comienzo borbotean los entusiasmos por
las cualidades de tu pareja. Y casi no se ven los defectos. Pero
después de una temporada de íntima convivencia empiezan a
despuntar los defectos y las limitaciones. Decepción irritante
cuando descubren que los ángeles soñados no son perfectos…
64
�Ningún amor puede perdurar apoyado en nubes color de
rosa. Por más que arda el corazón, los pies tienen que pisar
siempre tierra firme. Todos los seres humanos tenemos hermosas cualidades, pero también limitaciones y defectos. Y tenemos que amarnos tal como somos, y no como soñamos.
Los defectos de la persona amada no son causa para abandonarla, sino para ayudarle a superarlos. Tenemos que querernos tal como somos. Y, a partir de ahí, ayudarnos mutuamente a
crecer. Y ello no se realiza sin una dosis profunda y constante
de renuncia y sacrificio. En el esfuerzo y el dolor se templa el
amor.
Los enamoramientos iniciales pueden contener ocultos dosis fuertes de egoísmo. Al comienzo lo que más prima es el gusto que a mí me da estar con mi persona amada. Pero saber priorizar siempre el bien de “mi amor” supone de veras amor, y el
amor se realiza siempre a base de renuncia y esfuerzo.
No es nada fácil mantener un matrimonio toda la vida, superando los problemas de cada época. Hacen falta gran dosis
acumulada de humildad, de renuncias, de esfuerzos, ¡de amor!
La llamada al matrimonio cristiano es llamada a la santidad. Por
eso Jesucristo se compromete a acompañarles fielmente, pase
lo que pase, porque sabe lo difícil que es la terea. ¡Pena que muchísimas parejas no sepan aprovechar esas energías extras que
les ofrece Jesús!
Es imperioso aprender a alimentar continuamente el fuego
maravilloso del amor conyugal, en todas las etapas de la vida.
Todo fuego, por lindo que sea, si no se le carga más combustible, acaba apagándose.
¿Por qué fracasan tantas parejas, que empezaron con un
65
�amor sincero? He dialogado con muchísimas parejas en conflicto. E intentando detectar las causas de por qué llegan a situaciones tan lamentables, normalmente encuentro serias ausencias y torpezas en el cultivo del amor.
Después de una más o menos larga luna de miel suelen
brotar añoranzas de la vida de solteros: los amigos, las diversiones, la libertad de trasnochar… Ciertos vicios, ahora controlados por tu pareja… Añoranzas de mayor libertad, y a veces de
libertinaje... Y surgen salidas de casa no dialogadas, y los consiguientes retos malhumorados.
Los problemas de un trabajo excesivo y agotador para
poder mantener un nivel de vida consumista, o simplemente un
trabajo mal pagado que no alcanza a cubrir las necesidades básicas, no dejan tiempo ni ganas para alimentar el amor familiar.
Al comienzo por una temporada viven de rentas. Pero el fuego
del amor auténtico se va apagando poco a poco porque no se le
alimenta. Las discusiones crecientes son jarros de agua lanzadas al rescoldo de su amor. Y, como es natural, todo puede acabar en cenizas…
Con frecuencia también el cuidado de los hijos, cada vez
más absorbente, limita demasiado el tratamiento mutuo de la
pareja. Los hijos pasan a primer lugar, y no hay tiempo ya para
cultiva el amor conyugal. También crea tensiones la falta de
reparto equitativo de las tareas en el hogar, y especialmente
en el cuidado de los niños, que queda casi exclusivamente en
manos de la madre.
La única infidelidad no es la de tener otra pareja. Hay pequeñas infidelidades, no dialogadas ni perdonadas, que al acumularse, pueden provocar erupciones purulentas. Gastar dinero
66
�a ocultas, tomar decisiones inconsultas, “tontear” con otra pareja, decir que está trabajando cuando en realidad está farreando, ciertos negocios sucios… Si no se reconocen y se pide
perdón, la putrefacción se va acumulando por dentro hasta que
al final revienta feo.
La pregunta de muchas parejas incipientes es: ¿Cómo alimentar el amor? ¿Qué hacer para no acabar en desastre? ¿Cómo mantenerse fieles al amor siempre en crecimiento, sin engaños? Y las respuestas en sí son fáciles, pero difíciles de
cumplir.
Todo lo que constituye la vida normal puede ser alimento
para el amor. Lo positivo y lo negativo. El amor se alimenta de
palabras, de compras, de caricias, de ver la tele juntos, de ir al
médico, de paseos… De compartir tareas, de reflexionar y dialogar sobre temas del día a día…
Se alimenta también de discusiones, de aburrimiento, de
malentendidos, de fallos propios, de fallos del otro, de manías y
de preferencias, si es que son dialogadas. De comprensión y
corrección fraterna que ayude a crecer y a desarrollarse como
personas…
Estamos llamados a la felicidad familiar, pero es raro que
no haya heridas. Y hoy, felizmente la sicología ha hecho
grandes progresos, hay terapeutas familiares. Esto me lo
dice mucho mi abuela, que en su época no había nada de
esto, y que tenemos que aprovecharlo.
En el ejercicio del respeto y mutua complementación es de
suma importancia experimentar las energías del Resucitado. Y
de una forma muy especial en la identificación y superación de
los problemas que se presentan. La vivencia de la presencia ma67
�ravillosa de Jesús en medio de ellos les da energías especiales
para soñar más alto, caminar más deprisa y superar todos los
accidentes del camino. El estímulo de Jesús ayuda de una manera especial a poder perdonar y recuperarse aun de infidelidades graves. Soy testigo de ello.
El amor conyugal no muere a causa de las trifulcas, sino
que lo matamos por no saber ponerles remedio y sacar partido
de ellas. Si por desgracia los hijos han presenciado algún tipo
de conflicto entre sus padres es importante que ellos asistan
también a su reconciliación. Nada puede hacer más daño a unos
hijos tiernos que constatar que sus padres no se quieren…
Más que el propósito de no pelearse jamás, conviene hacer
el de recomponer la paz cada vez lo antes posible: nunca un matrimonio debería irse a la cama sin haber dialogado sobre los
posibles conflictos originados durante el día.
Especial atención merece la relación sexual de la pareja,
que puede degenerar fácilmente en rutina. Y aun en actos más
o menos violentos de egoísmo.
La Iglesia siempre ha defendido que el sacramento del
matrimonio se completa en la “consumación”. O sea, que la presencia plena de Cristo se realiza en la unión de altar y cama. Si
a la salida de la Iglesia uno de los novios es secuestrado o se
marcha, la ceremonia celebrada sería nula.
Sexo conyugal es expresión y cultivo de mutuo amor. Y
ello no se aprende en un día. Supone mucho amor dialogante,
humilde, sincero, sacrificado y gozoso a la vez.
Sexo sin diálogo acaba en egoísmo. Conozco matrimonios
que hilan fino en esta materia, y piden perdón cuando reconocen que han tenido sexo sin amor… Superar lo egoísta del ins68
�tinto y entregarse por amor es cumbre a conquistar constantemente, pues el cuerpo es pesado y son muchos los resbalones…
Ciertamente relaciones sexuales placenteras bien realizadas constituyen un medio muy importante para cultivar un amor
siempre en crecimiento. Es lo más típico del amor conyugal, diferencia esencial del amor de amistad.
Los hijos, en sus primeros años especialmente, son estímulo de crecimiento de la pareja y un cable directo de contacto con Dios. En ciertas situaciones Cristo nos habla a través de
ellos. Esos niños son regalo y encargo de Dios. Y él muchas veces se nos comunica a través de sus vivarachos ojos, sus ingenuas preguntas, sus rabietas, sus protestas y sus peticiones…
Los hijos a veces dicen grandes verdades, que hay que saber
escuchar con corazón humilde. Puede ser que ciertas peticiones
o protestas de los hijos sean Palabra de Dios…
Viendo a mis hijas, jugando con ellas, revolcándome en el
piso y haciendo monadas, hoy por hoy, es mi medio privilegiado mediante el cual me viene la consolación. Cuando en
las noches les doy la mamadera y les cierro los ojitos, a
medida que les canto suavecito al oído o les cuento un
cuentito y contemplo cómo se van durmiendo, se apodera
de mi la idea de ¿cómo se irían? ¿Quién le cerraría lo ojitos? ¿Sentirían dolor? Esto al principio me llenó de mucha
tristeza… pero creo haber recibido la gracia de sentir que
“la vida toda” se me “da” en esos momentos en donde las
miro dormirse. Éste es un rato de oración, donde analizo
mí día a día, mientras las veo dormir y agradezco de corazón lo que se me da.
69
�Especial importancia pueden tener también reuniones de
toda la familia, conscientes de que Jesús está sentado en medio de ellos. Diálogos absolutamente sinceros tienden redes de
contacto con el Amigo de todos. Diálogos familiares realizados
en verdad, con cariño y sin tabúes, es una forma cualificada de
orar. Ayuda a escuchar con humildad, a suavizar tensiones, a
buscar soluciones, a querernos y complementarnos. Y ahí, pisando la realidad, dar gracias a Dios, bendecirlo, perdonarnos,
rogar ayuda, con toda sinceridad y familiaridad.
El ideal es llegar a envejecer juntos. Si a lo largo de la vida se han ido creando barreras entre ellos que no han sido derribadas, es normal que acaben como dos pensionistas que se
toleran a regañadientes.
Pero si repetidamente los problemas de la convivencia han
sido dialogados y subsanados, sabrán enfrentar con éxito los
conflictos de la vejez. Tienen que estar muy ejercitados los
músculos de la comprensión para que sean capaces de seguir
funcionando cuando empiezan a flaquear las fuerzas. El amor
tiene que haberse ejercitado a fondo como para seguir actuante cuando muchas de las cualidades que tanto nos gustaban han
desaparecido ya. Comprensión y ayuda mutua, en diálogo orante. Jesús sigue presente, pero con otro semblante.
De hecho, todos conocemos a parejas de ancianos que se
siguen queriendo con mucha ternura. Cuando vemos a una pareja así, demos gracias porque ello es fruto de muy largas trayectorias. Su vida estuvo sembrada de muchas renuncias y esfuerzos por crecer siempre en su amor mutuo. Y en su hogar
brilló muchas veces la luz de Cristo.
San Pablo, en Gálatas 5, habla del “misterio” del matrimo70
�nio, misterio que hay que descubrir y ahondar. Se trata de la
presencia de Cristo en cada uno de los cónyuges, presencia
amorosa, eficaz y exigente. Presencia que pide respeto profundo y amor heroicamente sacrificado. Yo debo ser Cristo para
mi pareja; mi pareja debe ser Cristo para mí. Son niveles de
espiritualidad que no se alcanzan fácilmente. Hay que sentirse
progresivamente cada vez más “hijos queridísimos de Dios”; y
“esforzarnos” por parecernos a Él. Es tarea para toda la vida.
La santidad matrimonial que nos pide Pablo supone mucha oración, mucho sacrificio, mucha entrega. Y para ello la centralidad y la vivencia de Cristo es imprescindible. Se trata de correr tras Jesús de a dos, conscientes de que el mismo Jesús ya
camina dentro de nuestros corazones. Si dejamos que él nos
alcance como pareja, podremos nosotros también alcanzarle a
él como pareja.
Las parejas estamos llamadas no solamente a la santidad
sino también al fervor amoroso. Después de unos años casados yo pensaba que era normal que estuviéramos “medio
bien medio mal”, o sea tibios. Me había olvidado o no creía
más que era posible y deseable que vivamos “ardiendo” de
cariño el uno con el otro. Pero cuando estoy conectada a
lo que vive mi pareja (sus sueños, miedos, desafíos, gustos), lo escucho, lo acepto, tengo más ganas de ayudarle a
realizar sus sueños, a superar sus miedos… o sea solamente si estoy conectada a sus vitalidad presente puedo hacerme compañera de verdad, y tener gestos de cariño
reales… y esto me hace feliz, ver por ejemplo cómo le
gusta correr, dejar que me dé ganas a mí también de correr, dejar que me regale ropa de correr...
Estar conectada a mi pareja y darle chance a mi pareja
71
�para que se conecte conmigo es un ejercicio diario; y
cuanto más conectada estoy a mi pareja me siento más feliz y mas conectada con mi Señor. Es decir mi vocación
como matrimonio es estar conectada a Dios a través de mi
pareja. Jesús no es solamente “una herramienta” “una
fuente de energía para la pareja”. Mi camino hacia Dios
Padre pasa por mi pareja que es “imagen de” o es directamente Cristo en alguna manera. Veo que no consigo decirlo
como quiero; para mí la vida es un ejercicio espiritual
constante, todo es ocasión de acercarme a Dios Padre, entonces los ejercicios de conexión con mi pareja son mi camino principal, luego vienen los hijos. Los momentos más
felices de mi vida son estos momentos cuando siento este
amor, cariño por mi pareja/mis hijos/mis amigos/el mundo/Dios.
72
�11. Ayudar a crecer a los hijos: en ellos crece Jesús
Una mujer embarazada constituye un maravilloso taller
donde Dios se va tejiendo un nuevo hijo. Los genes, tan ricos y
poderosos, son divinos. Es el Creador el que minuto a minuto
desarrolla millones de neuronas; el que pronto hace latir a ese
corazoncito, el que modela sus hermosas manitas, el que minuto
a minuto desarrolla esa maravilla de cuerpito, llenándolo de inmensas posibilidades.
El trabajo de los padres es respetar y querer esa belleza
en gestación. Quererlo, acariciarlo, decirle palabras tiernas...
Lo primero que empieza a desarrollarse en su mundo espiritual
es su capacidad de amar. Y el amor sólo se desarrolla con amor,
ya desde el vientre materno.
Pero si el niño en desarrollo detecta que no es bien recibido, que sus padres están enojados porque él ha comenzado a
existir, seguramente durante toda su vida el tema del amor le
será difícil. Sentirse aceptado y querido al comienzo de la
existencia es definitivo y vital.
El niño en gestación siente lo que siente la madre y el entorno que le rodea. Por eso, si sintoniza que no es bien recibido
o peor aun que se le quiere eliminar, probablemente durante
toda su vida será desconfiado y rechazará visceralmente lo que
sea autoridad. Aun en el vientre de una buena madre, el niño
detecta el rechazo de su padre o su ambiente. Posiblemente
luego será hosco y antipático... Sólo se superará si encuentra a
lo largo de su vida experiencias auténticas de amor.
73
�Una madre embarazada es lo más bello que puede existir.
Ella debe sentirse orgullosa de su belleza. Es un inmenso honor
que Dios esté realizando dentro de ti esa maravilla tan admirable. Una fe adulta siente el roce creativo de la mano de Dios en
cada mareo y en cada patadita. Es una experiencia única de
oración, no sólo de la madre, sino de toda la familia, experiencia que hay que saber aprovechar en constante acción de gracias y de peticiones de futuro exitoso. Un embarazo vivido
desde la fe es sentir las manos maravillosas del Alfarero fabricando una obra de arte dentro de ti y con tus mismos materiales… Cuentan algunas madres que un parto natural, a pesar
del dolor, es la experiencia de felicidad más maravillosa que
han tenido en su vida.
Una vez que nace la criatura, la responsabilidad de los padres se vuelve sumamente activa. Dios les confía la educación
de ése su nuevo hijo. Es básico que en sus primeros meses experimente atenciones delicadas de papá y de mamá. Abundantes enloquecidos piropos captan la música del amor; sentirse
limpiados con cariño; gustar con tranquilidad de la leche materna, los biberones, las papillas… Especial experiencia de Dios
deben ser los momentos del amamantamiento. Madre e hijo/a
se contemplan mutuamente con delicada ternura. En esas manitas que se agitan, en esa boquita que succiona, en esos maravillosos ojitos en búsqueda, late el fuego divino, que hay que saber detectar, cuidar y agradecer.
Es muy importante que en sus seis primeros meses el bebé
sienta los cuidados maravillosos no sólo de su mamá, sino también los de su papá, o al menos los de su abuelo o un varón afectivamente muy cercano. Recién nacido se siente parte de la
madre; pero a los varios meses, a nivel subconsciente, inicia el
74
�desarrollo de su personalidad, pero le da miedo dejar de ser
parte de la madre. Entonces es básico que experimente afectos parecidos a los de su madre, pero de otras personas, especialmente varones.
Alrededor del año la criatura empieza a balbucear. Su
mente es cera blanda capaz de asimilar multitud de conocimientos. Es maravilloso contemplar a Dios en las capacidades
intelectuales en desarrollo de un hijo. Y es acción divina alimentar esa sed insaciable de aprender.
La inteligencia de los niños se desarrolla inicialmente con
el aprendizaje del lenguaje. Dedicarse a enseñar palabras a un
pequeño, a expresarse, a conversar, se puede y debe convertir
en experiencias de fe. A ese pequeño hijo de Dios lo estamos
preparando para que sea capaz de comunicarse con los demás,
capaz de dar y de recibir, y poder así enriquecer sin fin su personalidad. En el brillo de sus ojos cuando entienden algo nuevo
podemos detectar el brillo de la alegría de Dios. Contemplar
embobados los adelantos de los hijos es entender en algo la
acción de Dios. Espontáneamente deben brotar desde el fondo
del corazón oraciones de agradecimiento y de compromiso…
Responder a las retahílas de preguntas de los hijos, con
paciencia y pedagogía, es una forma adulta de orar. Eso es, de
forma especial, servir a Dios. Sus ojos y sus sonrisas son ojos y
sonrisas de Dios. Y en sus preguntas brilla la inteligencia divina.
Responder a las inquisiciones de los hijos puede convertirse en
una forma sublime de oración, y de forma especial cuando en su
ingenuidad preguntan algo sobre Dios.
Alrededor de los 4 años los niños comienzan a hacer tantas
preguntas sobre Dios y “sus cosas” que muchas veces nos dejan
sin aliento. Algunas logramos responder sin tanta duda, pero
75
�otras nos llevan a meditar sobre qué modelo de Dios estamos
hablando. Éste es un punto fundamental: de la imagen de Dios
que tengamos los padres heredarán ellos la misma. De aquí se
desprende que tenemos que empezar por aclararnos nosotros
padres cuál es la relación que mantenemos con Dios. .
A lo largo de los seis primeros años de vida los niños admiran tanto a sus padres que los convierten en su ideal. Por ello
los padres deben examinar seriamente ante Dios cómo se comportan ante sus hijos. No basta con quererlos. Ni siquiera con
darles buen ejemplo personal. Los hijos tienen que sentir que
sus padres se quieren entre sí con un amor inquebrantable.
En un ambiente de fe adulta es importante que los padres
sepan detectar cuándo sus hijos les comunican a ellos algún
mensaje nacido en Dios. Hay que saber sintonizarlo con ojos
humildes. Escuchar lo que ellos piden a Dios para sus padres. Y
lo que agradecen. A veces en sus enojos y sus reclamos puede
ser que Dios nos esté reclamando más cordura. Y en sus cariños puede que Dios nos esté agradeciendo. Él se nos refleja en
la profundidad y limpieza de sus ojos…
No nos preocupemos a edades tempranas de los rezos clásicos;
bien vale que aprendan el Padrenuestro, pero más aún que se
familiaricen con Dios, que se sientan en confianza e intimidad
con él, que aprendan a conversar con él, a comunicarse, y eso es
oración. No limitemos la relación con Dios a algunos rezos, unos
ritos y otras cuantas misas. Lo primero es acercarse a él, sentir
que nuestra fe “está prendiendo” en nuestros hijos y después
vendrán los símbolos y significados…
El niño debe sentir y experimentar que Dios existe, es real y
cercano, convive con él y con sus padres, participa en sus decisiones, es alguien con quien se cuenta en todas las circunstancias. Esto únicamente puede experimentarlo a través de sus
76
�padres. Para el niño solo es absolutamente real aquello que lo es
para sus padres. La importancia que conceda a Dios, la evidencia
de la presencia divina en la vida cotidiana depende de la actitud
de sus padres, de la forma como ellos transparenten una adecuada imagen de Dios.
Que los hijos vean que papá y mamá se quieren con un
amor inquebrantable constituye el cimiento sólido de su educación. No hay dolor más grande para un niño que constatar que
papá y mamá no se quieren, que se hacen daño, que hablan mal
el uno del otro…
Que los hijos vean cómo sus padres se aman, no sin conflictos, es maravilloso. Que los hijos vean que sus padres
son pareja, hacen frente unido así no piensen igual, sepan
conciliar sus diferencias, sepan tratarse con cariño aceptándose el uno al otro, es el mejor espejo que se pueden
llevar para plantear sus relaciones.
Ésta es la seguridad que los hijos necesitan para poder
creer y para desplegar su fe en un Dios que es quien hace
posible este tipo de amor.
Unos padres con fe adulta controlan la formación religiosa
que sus hijos reciben en colegio y parroquia. Es muy importante
detectar si se les imparten enseñanzas fundamentalistas. Los
textos religiosos tomados al pie de la letra a la larga se convierten en veneno que corroe la fe. Los jóvenes de hoy son sumamente reflexivos, lo razonan todo, y si se les enseña tonteras trasnochadas acaban arrojándolas a la basura. Y hacen
bien. Pero lo malo es que rechacen todo tipo de fe. Una educación fundamentalista produce o fanáticos o ateos.
Los padres necesitan contacto con Dios también para
77
�aprender a respetar a los hijos, especialmente en lo que no se
parecen a ellos. No pretender imponerles sus criterios ni sus
gustos. Ellos son más hijos de Dios que hijos nuestros. Y como
Dios es polifacético, estos sus hijos pueden desarrollar cualidades que los padres físicos ni siquiera soñaron. Quizás desarrollan genes de los abuelos de tu pareja… Fe adulta, pues, para
aceptar la mano de Dios en esas cualidades quizás muy distintas a las de papá o mamá.
Cuando llega la hora de que los hijos, ya adultos, salgan de
casa se da un paso nuevo en la fe y la oración, al dejarlos partir
con generosidad. No querer acapararlos. Aceptar que ya no son
niños. Ellos no son propiedad exclusiva nuestra. Aceptar que ya
no están bajo nuestra obediencia, pero sí siempre bajo el amparo de nuestro cariño, nuestros consejos y nuestras oraciones.
Fe también para experimentar ese nuevo amor tan especial que es el ser abuelos. Los nietos son un nuevo tipo de regalo de Dios. Y también ellos nos pueden traer nuevas experiencias divinas.
Los abuelos pueden ser para sus nietos testimonio maduro, sincero y alegre, de fe en Dios… Para los nietos los mimos
de sus abuelos pueden convertirse en imagen viva del cariño de
Dios. Sus consejos comprensivos pueden ayudar a sortear las
dificultades juveniles. Bienaventurados los abuelos cuyos nietos
se pueden sincerar del todo con ellos, sin miedo de que se escandalicen y sin peligro de castigos. Dialogar con los abuelos
puede parecerse al diálogo con Dios. El testimonio maduro de
oración de los abuelos puede ser muy importante para que los
nietos encaucen acertadamente su oración. Y los abuelos deben
ser conscientes de ello.
78
�Para terminar este capítulo quiero insistir en que una experiencia de pastoral laical cualificada es ayudar a otros matrimonios a que aprendan a educar la fe de sus hijos, apoyados
en la fuerza de Jesús que se comprometió con ellos el día de su
casamiento. Nadie puede ayudar mejor a unos padres, que la
experiencia vital de otros padres. Pero para ello hay que prepararse debidamente. Nadie puede enseñar lo que no sabe…
Creemos que como padres, laicos y laicas, papás y mamás,
parejas, tenemos el compromiso dentro de la Iglesia de
formar a otros padres en la teología actual, de conformar
grupos de apoyo que den herramientas más claras a los
papás y mamás, para acercar a sus hijos a la experiencia
de Dios, hecho que no se da si no se está viviendo en carne
propia al Resucitado.
79
�12. Amistades múltiples, complementarias, fieles y sinceras
Todos estamos llamados a la amistad. El que no es capaz
de tener amigos, no sabrá tampoco sintonizar con Dios. La consagración bautismal es una consagración a amistades fraternas
con inmensas posibilidades de desarrollo.
Desde la infancia deben ser cultivadas las amistades. Un
niño mimado y aislado es posible que de adulto llegue a ser un
fracasado, rencoroso y aislado.
En la niñez y la juventud es muy importante que se creen
ambientes propicios para desarrollar amistades, especialmente
entre chicos y chicas. A muchos de ellos lo que más les gusta
de la vida del colegio son precisamente los amigos. Los recreos
son espacios privilegiados para cultivar las amistades. Y los
trabajos en común. Y estudiar juntos. Y los deportes en equipo.
Y “cabezudear” juntos también…
Los jóvenes que se ennovian demasiado pronto, sobre todo
si son celosos, pierden hermosas posibilidades de amistades
sinceras y abiertas. Y esa falta de cultivo de amistad juvenil
puede ser que les afecte para toda la vida, pues de adultos podrían cuajar como personas poco sociables, y posiblemente enfermizamente celosas.
La capacidad de amistad, debidamente cultivada, puede y
debe crecer sin fin. Amistades de la familia, del trabajo, de las
comunidades, de la pastoral… Ojalá cada vez más a fondo, más
sinceras, más generosas…
Una característica típica de la amistad auténtica es que
80
�en ella no germinan los celos: Me encanta que mis amigos sean
amigos de mis amigos…
Entre amigos de veras no se desarrollan tampoco “tentaciones” afectivo-sexuales. Si se asoman, son fácilmente vencidas. El auténtico amor de amistad es muy semejante al amor
fraterno.
Las amistades maduras deben ser para siempre. No es imprescindible la cercanía física. Grandes amigos se pueden encontrar después de años de separación y reanudar su intimidad
como si no hubiera pasado el tiempo.
Pero es necesaria la frecuente comunicación, aunque sea a
la distancia. El intercambio de dones, aunque sea por email. Y
cuando es posible, las fiestas compartidas. Los asados de cumpleaños… La solidaridad en los problemas… El duelo en las pérdidas irreparables…
Las amistades auténticas son don maravilloso de Dios, don
que hay que saber guardar y cultivar, con alta fidelidad y generosidad. La Biblia alaba altamente a la amistad, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. “El amigo fiel es refugio
seguro; el que lo encuentra halla un tesoro. No tiene precio.”
(Eclo 6, 14s)
Para ayudar a un amigo o amiga en problemas no debe haber obstáculos que no podamos saltar. La amistad es generosa
y desinteresada.
Amigos personales, amigos de la pareja, amigos de la familia, amigos de los amigos… Cada vez más y más a fondo. Viendo
y gozando en ellos la presencia solidaria de Cristo.
Una fe adulta es sostén y estímulo de grandes amistades,
81
�múltiples, complementarias, fieles y sinceras.
Un paso importante en los matrimonios se da cuando se
consiguen otros matrimonios amigos con los que poder sincerarse, ayudarse y descansar. Y ello se reafirma cuando un grupo de matrimonios amigos se constituyen en comunidad cristiana.
El amor de amistad no es celoso, ni se enmaraña en problemas sexuales. Es quizás el amor más puro. Por eso Jesús nos
llama amigos y se considera amigo de todo el que se acerque a
él con sinceridad.
Jesús es el amigo siempre fiel, fomentador de amigos.
Amigo de publicanos y pecadores…, que sabe dar la vida por sus
amigos… Si sabemos sincerarnos con amigos y derramar ante
ellos nuestros anhelos y nuestros problemas, sabremos también
abrirnos con sinceridad ante Jesús. Y si Jesús es nuestro amigo, fácilmente lo encontraremos de nuevo en los amigos, y se
abrirá maravillosamente el abanico de nuestras amistades. Seremos capaces no solamente de ser amigos de nuestros iguales,
sino de cualquier otro ser humano, diferente a nosotros. La
amistad, de la mano de Jesús, salta barreras y llega a fronteras jamás imaginadas…
Muchas parejas, una vez enfriados los vapores de la luna
de miel, encuentran problemas cuando intentan recuperar a sus
amigos de solteros. Brotan los celos y sus consecuentes berrinches. Este escollo es fuerte y hay que superarlo. El lema a cultivar es: que tus amigos sean mis amigos. Pero de forma realista, pues puede haber problemas graves con algunos de ellos.
Desarrollar amistades profundas entre parejas es clave.
Parejas con las que compartir penas y dolores, con quienes po82
�der consultar con toda sinceridad, con las que poder descansar
también. Parejas que forman comunidad de parejas, dispuestas
siempre a ayudar, unidas por una misma espiritualidad… Así florece y fructifica una nueva forma sublime de amistad, que manifiesta un grado alto de madurez laical.
83
�13. Participación activa en una comunidad cristiana
A Jesús no se le sigue en solitario. Él es el hermano mayor
de una gran familia, de la que todos formamos parte. No puede
ser que no compartamos con algunos hermanos nuestras alegrías y problemas. Los necesitamos y nos necesitan.
Como no es posible estar realmente unidos a toda la humanidad, se impone la formación de pequeñas comunidades con
personas en alguna manera semejantes, con realidades, problemas y enfoques parecidos.
La comunidad nos ayuda a madurar. Nos controlamos, nos
corregimos, nos animamos… Nos ayuda a no quedarnos estancados. Nos alienta eficazmente a crecer.
Mucha gente abandona su comunidad porque no encuentra
sintonía con sus fibras cardíacas, ni le ayuda a limpiar las placas de calcio que sus arterias han ido acumulando a lo largo de
la vida. Si en su comunidad una persona no siente sintonía con
sus problemas, ni le abre nuevos horizontes, ni les da energías
para buscarlos, es normal la falta de asistencia y aun la deserción.
No todo tipo de comunidad sirve para todo el mundo.
También acá hay que saber discernir. Tiene que ser un grupo en
el que me sienta comprendido y querido, con enfoques semejantes, que me dé esperanzas y me abra nuevos horizontes.
Para ello es importante seleccionar el tipo de espiritualidad con el que me siento en sintonía y quiero desarrollar para
el futuro. No es bueno mezclar espiritualidades distintas, pues
84
�puede ser que en la práctica se contradigan e impidan madurar
en la fe.
Están en marcha muy diversos tipos de comunidades laicales. Algunas miran al pasado, de forma un tanto cuadriculada.
Otras intentan actualizar antiguos carismas. Y están naciendo
también nuevos tipos de espiritualidad laical comunitaria, con
miradas francas hacia un futuro nuevo, no clerical, pero profundamente bautismal.
Parece que el Espíritu se está dedicando ahora a suscitar
vocaciones laicales a la santidad, que puedan vivir su llamado
dentro de algún tipo de comunidad.
La primera comunidad cristiana la forma la familia. Hoy
día crece el número de matrimonios que se sienten llamados al
seguimiento cercano de Jesús. Parejas que a su vez sienten
necesidad de compartir problemas e ideales con otras familias
semejantes, sin tapujos ni prejuicios, abiertos al viento del Espíritu.
Entre los jóvenes siguen surgiendo nuevos tipos de vocaciones vividas junto con otros jóvenes de formas muy diversas
y por espacios muy variados. Especial mención merecen los voluntariados entre marginados del Tercer Mundo.
Las actividades de cualquier comunidad cristiana laical
pueden y deben ser variadas, desde reuniones de estudio y
oración, a compartir problemas o ideales, o a meras actividades
distractivas, culinarias o de descanso. Nuestra vida es mezcla
de actividades, siempre atentos a los problemas que vibran sobre el tapete para saber enfrentarlos y discernirlos eficazmente.
El eje de una comunidad cristiana debe ser la reflexión
85
�dialogante de la Palabra de Dios, de forma que ilumine la realidad que vivimos. Otras veces comenzamos poniendo sobre el
tapete los problemas que nos acucian, e intentamos después
iluminarlos con la luz de la Palabra de Dios.
Cuadriculamiento cerrado, tipo fundamentalista, es un
freno que hay que superar si no queremos que la comunidad
muera estancada. El fundamentalismo es quizás el peor veneno
de nuestro mundo. Aprender a superarlo es algo básico y definitivo. Aprender a colocar cada texto bíblico dentro de su marco histórico, su género literario y su puesto en el proceso de
revelación progresiva, nos ayudan a superar lecturas fundamentalistas de la Biblia.
Las chismorrerías se pueden convertir en termitas que
acaben minando y comiéndose la vida de una comunidad. Lo que
se conversa en una comunidad es sagrado. Comentarios jocosos
o irónicos sobre intimidades son corrosivos. Y mortales, si se
trata de calumnias.
Otro enemigo mortal de las comunidades es el aburrimiento, normalmente por falta de preparación de las reuniones.
Siempre hay que señalar un responsable de la reunión siguiente,
que se preocupe de prepararla debidamente. Pero sin ser cuadriculados. Si surge un problema concreto es bueno dedicarle
el tiempo que necesite.
En una comunidad cristiana sus miembros tienen que sentirse distendidos, cómodos, estimados y con las espaldas cubiertas, conscientes de que no se reúnen para perder el tiempo, sino que siempre sacan algo de provecho. Sólo así crecerán
y perseverarán.
La CVX se estructura y vive en pequeñas comunidades, a
86
�su vez coordinadas con otras a escala ascendente cada vez más
universal. A cada comunidad de base le acompaña un o una
“guía”, miembro de otra comunidad más formada. Y cada comunidad tiene un “coordinador”, miembro de la misma comunidad,
propuesto por los otros miembros. La meta es llegar a vivir una
espiritualidad cristocéntrica inspirada por los Ejercicios Espirituales, que todos los miembros tienen la obligación de realizar en un proceso completo. Basta esta breve información,
pues supongo que la mayoría de mis lectores serán miembros de
la CVX, y están al tanto de todo esto. Y si no lo son, anímense.
Los Principios Generales de la CVX, en su número 4, definen así su estilo de comunidad:
Nuestra Comunidad está formada por cristianos -hombres
y mujeres, adultos y jóvenes, de todas las condiciones sociales- que desean seguir más de cerca a Jesucristo y
trabajar con Él en la construcción del Reino, y que han reconocido en la Comunidad de Vida Cristiana su particular
vocación en la Iglesia. Nuestro propósito es llegar a ser
cristianos comprometidos, dando testimonio en la Iglesia
y en la sociedad de los valores humanos y evangélicos
esenciales para la dignidad de la persona, el bienestar de
la familia y la integridad de la creación. Con particular urgencia sentimos la necesidad de trabajar por la justicia,
con una opción preferencial por los pobres y un estilo de
vida sencillo que exprese nuestra libertad y nuestra solidaridad con ellos…
87
�14. Miembros responsables de la Iglesia de Cristo,
santa y pecadora
La Iglesia está formada por todos los que creemos en
Cristo. Él vive en cada creyente. Por eso, la Iglesia es santa en
la medida en que dejamos que Jesús viva en nosotros; y cuando
nos apartamos de la acción de Jesús, la Iglesia es pecadora,
porque nosotros, sus miembros, somos pecadores. La luz de
Cristo la hace sabia; su Vida la hace santa. Pero nosotros, sus
miembros, la llenamos de errores, torpezas y suciedades.
Es maravilloso el respeto que tiene Dios a nuestra libertad; pero es terrible el mal uso que los humanos hacemos de
este libre albedrío que él nos otorga… Pero a pesar de todo,
Dios quiere siempre nuestra libertad como condición indispensable para que nuestro amor pueda ser auténtico…
El Espíritu Santo, don de Cristo a la Iglesia, siempre está
dispuesto a ayudarnos; pero nosotros le podemos cerrar la
puerta. La asistencia del Espíritu no convierte en impecables a
los miembros de la jerarquía eclesiástica, ni a ningún miembro
de la Iglesia. Cualquiera de los miembros de este cuerpo se
puede ensuciar y aun gangrenar, especialmente si pierde fluidez con su corazón, que es Cristo.…
Es importante que no nos escandalicemos de los defectos
y errores de la Iglesia. Son nuestros propios defectos y errores. Con cariño debemos ayudarnos a corregirnos unos a otros,
pueblo y jerarquía, conscientes de que Cristo es cabeza y centro de nuestro cuerpo eclesial.
88
�Un problema de este cuerpo ya de tan larga duración es
que tiene envejecidas las neuronas que controlan la movilidad.
Recuerda demasiado épocas remotas, pero comprende poco la
presente realidad. Su vista y sus oídos están debilitados. Disfruta conservando viejas costumbres elitistas y machistas. Le
gusta imponer viejos caprichos. A veces su lengua es torpe y no
se entienden sus mensajes. Se ensucia con facilidad y hasta se
le cae la baba a veces. Pero ese cuerpo envejecido es el de
nuestra madre, a la que queremos con fervor. Su experiencia y
su cariño machacón son invalorables. Y cuando se le ensucia la
cara debemos limpiársela con cariño, aunque ella proteste; ayudarle a caminar para que no dé traspiés; repetirle con paciencia, y quizás a gritos, lo que sus cansados oídos ya no perciben
bien… Pero jamás abandonarla, ni criticarla con crueldad. Y ante ciertos antiguos caprichos suyos, decirle que sí, pero luego
no hacerle demasiado caso, pues a veces sus órdenes son trasnochadas, incumplibles hoy.
Los laicos tienen una misión especial en el rejuvenecimiento de la Iglesia jerárquica. Deben acercarse con cariño realista
a sus sacerdotes y obispos. No adularlos, fomentando sus orgullos, sino ayudarles a entender las nuevas realidades. Si la jerarquía tiende a subirse a las nubes, el deber de los laicos es
jalarles de los pies para que pisen tierra y no hagan el ridículo.
No se trata de criticar por criticar, sino de ayudar a mejorar
la realidad cristológica de la Iglesia.
Un punto llamativo es que a muchos “prelados” les encanta
vestirse de forma ostentosa, a lo antiguo. Les gusta el oro y la
pompa, cosa típica de la Edad Media y de la época de las monarquías absolutistas. Hoy día aun los pocos reyes que quedan
se suelen vestir “como la gente”. Pero a los obispos les encanta
89
�encasquetarse sus mitras, símbolos hoy día absurdos, y de origen, además, pagano. ¿Por qué se empecinan en usar vestimentas que ya nadie usa? ¿Por qué la liturgia sigue ostentando encajes que ni las mujeres usan hoy día? Antiguamente quizás el
lujo de los magnates causaba admiración y respeto en el pueblo,
pero hoy normalmente sólo provoca distanciamiento y escándalo. ¿Qué pensará Jesús de todo esto?
Nuestra Iglesia se llama católica no sólo porque se extiende en todo el mundo y en todas las culturas, sino también
porque dentro de ella se desarrollan cantidad de enfoques, diversas espiritualidades, que se deben respetar y complementar
las unas a las otras, pero manteniendo cada una su identidad.
Diversidad en la unidad.
Las demás Iglesias cristianas forman también parte de la
gran Iglesia de Cristo, en la medida en que de veras están conectadas a él.
Una parte vital de la Iglesia de Cristo son los teólogos,
hombres y mujeres, debidamente preparados, que reflexionan
seriamente sobre su fe cristológica, e intentan encarnarla en
nuestra realidad actual. El buen teólogo tiene a Cristo como
motor básico de su corazón, buenas antenas para detectar al
Espíritu, oídos finos para escuchar al pueblo, los pies enlodados
de realidad y una buena vista capaz de otear el horizonte del
futuro. Puede ser que la dura realidad les haga resbalar y se
ensucien un poco. Hay que saber ayudarles a levantarse, pero
no enlodar más al pobre que cayó. Sus palabras son faros maravillosos que iluminan el futuro. Es posible que sus enfoques no
les gusten a los acomodados que plantaron ya sus tiendas en
tierra firme y no quieren más embarcarse. Pero sus rayos de
luz son imprescindibles cuando nos lanzamos a navegar en este
90
�mundo tan tormentoso.
Otra parte esencial en la Iglesia son los profetas, hombres y mujeres, en su gran mayoría laicos, que conocen vitalmente a Dios y a su tiempo. Los profetas anuncian a Dios con el
testimonio de sus vidas coherentes con su fe, pero lo anuncian
también con palabras sencillas, acordes con la cultura popular.
Y detectan y denuncian con indignación y bravura toda manipulación grosera de la imagen y la acción de Dios, especialmente
la de las autoridades. Por eso los poderosos persiguen tanto a
los profetas…
En nuestra Iglesia hay muchas madres profetas, y hombres sensatos de sentido común, y puede ser que muchos jóvenes rebeldes también. Y niños. Dios habla a través de ellos. Y
hay que aprender a saberlos escuchar… ¡Cuántas veces en familias populares, en comunidades cristianas de base, se ha manifestado el Espíritu de Jesús! Jerarquía que no se acerca con
corazón sencillo y oídos sensibles al pueblo, posiblemente está
corriendo fuera del Espíritu, lejos de quienes les pueden ayudar a retomar el rumbo…
La jerarquía también es parte integrante de la Iglesia de
Jesucristo. Pero ellos no son el todo, ni los dueños de todo. Algunos de ellos son teólogos, algunos también han sido profetas,
pero ojalá hubiera más.
Su papel primordial es la dirección de la Iglesia. Trabajo
difícil, pues hay que estar muy atentos a la brújula del Espíritu
de Cristo para no desviar el rumbo. Ellos no son señores, sino
servidores del Señor. Por desgracia con frecuencia viven distraídos por diversos cantos de sirenas, que les impiden dirigir
directo la nave eclesiástica hacia Cristo a través de las aguas
91
�tumultuosas de nuestro tiempo. Posiblemente a la mayoría de
nuestros obispos les falta más oración auténtica, escuchar menos a los poderosos y acercarse mucho más al pueblo, este pueblo heroico que mantiene su fe a pesar de todo.
El primado de Pedro también es importante. El Papa encabeza la Iglesia, y sus mensajes son muy respetables, pero no
deja de ser una persona humana con defectos humanos y aun
equivocaciones. Desgraciadamente en la historia de la Iglesia
ha habido papas muy lamentables, y condenas vergonzosas, lo
cual demuestra que la asistencia del Espíritu no siempre es
bien recibida por ellos…
Hoy día el papado se siente prudente para definir nuevas
verdades de forma infalible. La última definición “ex cathedra”
del Romano Pontífice fue en 1950 cuando Pio XII definió la
Asunción de María. Después ningún Papa han querido definir
nada infaliblemente, ni siquiera el Concilio Vaticano II.
El magisterio papal sigue siendo de suma importancia. Es
manifestación de la forma de pensar de sectores significativos
de la Iglesia. Pero no todos los cristianos hemos de seguir
siempre al pie de la letra lo que dice el Papa. El Espíritu sopla
donde quiere. Sigue activa la “parresía” de San Pablo, la creatividad frente a los “paganos”, la valentía de la encarnación, los
nuevos caminos de la Teología, las denuncias y exigencias de los
profetas, el sentido común del pueblo…
La actitud ignaciana es de mucho cariño a la Iglesia, pero
con críticas constructivas. Discernir dónde está activo Cristo y
colaborar con él en serio. Discernir también con cariño dónde
está manchada o atrasada nuestra madre y ayudarle a limpiarse
y ponerse al día…
92
�Los tiempos de crisis, a la luz de la fe en Jesús, deberían
ser tiempos de esperanza. No son para hundirnos, sino para
corregir rumbos equivocados.
A la Iglesia jerárquica le vendría muy bien una ayuda más
cercana de las mujeres. Su sentido común, sus intuiciones, sus
cariños maternos… Para que la Iglesia sea más madre tiene que
incorporar más a fondo a las madres. Nuestra jerarquía es extremadamente machista y dictatorial. Necesita imperiosamente más feminidad.
María no es un romántico icono estilizado, sino la Servidora de Pentecostés, tan necesario en nuestro tiempo. María, la
Virgen Madre de Jesús, está hoy representada por las madres
vírgenes que engendran sin pecado, como fruto de un inmenso
amor, y dan a luz hijos capaces de encarnar de nuevo a Jesús.
93
�15. Opción profesional por Cristo de nuevo hoy encarnado
En los Ejercicios Espirituales de San Ignacio la meditación
de la encarnación es crucial. Su dinámica lleva a ver y servir a
Jesús en todo prójimo. La propia familia es el prójimo más cercano. La profesión o el oficio constituyen el segundo círculo
cristológico en el que servir.
Los cristianos superficiales con demasiada frecuencia separan la fe de su vida real, especialmente de su profesión.
Desarrollan su trabajo como ateos prácticos. Su fe no tiene
nada que ver con la calidad de su profesión; muchas veces, ni
siquiera con la moralidad de su accionar profesional.
Puede ser que recen algo por la mañana o a la noche, que
vayan a Misa el domingo o se santigüen al pasar frente a un
templo. Pero en la profesión su fe está ausente.
¡Es muy triste que los seguidores del Hijo de María, la del
canto de El Magníficat, no logremos echar de sus tronos a los
poderosos, hoy más gordos que nunca; ni solucionar el hambre
de mil millones de hijos suyos! Nos encanta adornar muy lujosamente las imágenes de María. Así podemos seguir alimentándonos sin escrúpulos de nuestros lujos.
Desgraciadamente la fe ha sido a veces un freno terrible
para el desarrollo de los pobres y el avance de las ciencias. Pero debiera ser totalmente al revés. La fe en el Dios de Jesús y
en las maravillosas posibilidades que el Creador nos ha dado a
los seres humanos tiene que llegar a impulsar la construcción
del Reino de Dios que soñó Jesús: desarrollo y felicidad inte94
�gral para todos.
La fe adulta se filtra hasta lo más profundo de la vida, y
de forma especial debe brillar en el ejercicio de la profesión.
La ilumina y la fortalece…
Afirma la Asamblea Mundial de la CVX en Beirut:
“La espiritualidad ignaciana se centra en la encarnación de
Dios en Jesucristo dentro de nuestra realidad… Logramos
esto al poner a disposición nuestras competencias profesionales y nuestras distintivas herramientas ignacianas,
adaptadas a las necesidades actuales.”
Toda profesión decente tiene una capacidad real de servicio. Un seguidor de Jesús no podría ejercer un tipo de profesión que consistiera en engañar o dañar a los demás. Pero aun
en los casos de servicios reales Jesús nos está pidiendo siempre mejorar la calidad de nuestro servicio. Él siempre pide más
y mejor…
Cuando hablamos de profesionales no nos referimos sólo a
los que ostentan título universitario. Se trata de toda persona
que sabe realizar con competencia un oficio de servicio.
Es de suma importante experimentar el acompañamiento
de Jesús en todo tipo de servicio profesional, desde el director del hospital hasta el camillero, desde el ingeniero hasta los
obreros que cuajan el encofrado. Jesús se encarna en nuestras
ocupaciones, en la profesora y en la limpiadora del aula, en el
concejal municipal y en el recolector de basura.
Jesús trabaja en nosotros, con delicadeza y calidad,
cuando el amor guía nuestros pasos. Caso especial es el de las
amas de casa, que heroicamente se esfuerza por agilitar multi95
�tud de detalles para la felicidad de su familia. En su inmenso
amor gratuito palpita el corazón de Cristo. Saberlo y vivirlo es
maravilloso. Es oración.
Él no está presente sólo en los actos de caridad, sino de
una forma especial en el desarrollo de la justicia. En casos de
necesidades extremas Jesús puede estar en una esquina de la
calle pidiendo limosna, o postrado en silencio en un sucio jergón. Los actos de beneficencia a veces son necesarios, pero con
frecuencia camuflan una falta seria de compromiso; pueden ser
sucedáneos para justificar acaparamientos e injusticias…
Una fe adulta en Jesús exige compromisos profesionales
serios que vayan cambiando este mundo de injusticias. No nos
podemos contentar con limosnitas ni parches. Jesús exige a sus
seguidores cercanos especializarse de forma que puedan conseguir cambios estructurales, que destruyan las máquinas de
hacer pobres y fomenten vidas dignas para todos, cada uno
dentro de su especialidad.
Si Jesús promete recompensar al que da pan al hambriento, mucho más recompensará a los que se comprometen eficazmente para que no haya hambrientos. Si Jesús alaba al que da
un vaso de agua a un niño, ¿qué dirá de los proyectos que llevan
agua entubada a sitios desiertos? Si Jesús se siente identificado con el enfermo visitado, ¿qué alegría habrá sentido cuando se descubrieron los antibióticos que han salvado la vida a
millones de enfermos? Jesús acompaña a los que sufren parálisis infantil, pero se alegró inmensamente cuando Jonas Salk y
Albes Sabin inventaron vacunas contra la poliomielitis…
Los inventos que mejoran las vidas de las personas están
inspirados por la sabiduría del Creador, que los humanos poco a
96
�poco vamos descubriendo y desarrollando. Él ordenó a los humanos dominar su creación, que la dejó en nuestras manos como
a medio terminar. La solidaridad de Jesús con los enfermos se
sublima cuando se ponen en marcha soluciones globales o estructurales. De ahí la necesidad de los cristianos de involucrarse en soluciones técnicas y globales a los graves problemas que
sufre hoy la humanidad. En la Palestina del siglo primero ello no
era posible. Pero hoy día es posible, y por consiguiente obligatorio.
Economistas, biólogos, sociólogos, médicos, educadores,
políticos, competentes y honrados, impulsados por su fe en
Cristo encarnado, deberían ocupar puestos avanzados en la
construcción de un mundo mejor. Los que creemos en Cristo
como motor de la historia debemos demostrar, con creatividad
atrevida, que otro mundo es posible.
En esta inmensa espiral de problemas que sufrimos en la
actualidad es imperioso el compromiso profesional de muy diversos técnicos… Necesitamos mentes abiertas, bien preparadas, que sepan aunar fe y ciencia. La humanidad ha acumulado
suficientes conocimientos científicos como para ser posible ya
la eliminación del hambre y la falta de educación y atención de
la salud para todos. Por ahora la acumulación avarienta de capitales está ganando la partida. La mucha plata en pocas manos
corrompe la sociedad. Por ello es primordial la unión de una fe
madura con conocimientos científicos serios. La honradez de la
fe auténtica debe presidir los avances de la ciencia para poder
ponerlos al servicio de la humanidad, y no solo a beneficio de
unos pocos.
Más adelante nos centraremos en el compromiso político.
97
�16. Sintonizar la presencia especial de Jesús
en todo el que sufre
Es muy importante la opción profesional por el prójimo.
Hay que buscar primordialmente soluciones estructurales. Pero
hay muchísimos casos de sufrientes que debemos detectar y
atender personalmente.
En la actualidad hay nuevos tipos de sufrientes. En tiempo
de Jesús ya había muchísimos: enfermos, mujeres, niños, extranjeros, mendigos… Hoy siguen los mismos, pero también hay
nuevos… Y siguen dándose razones religiosas para despreciarlos. A veces se sigue aduciendo el castigo de Dios o la ofensa a
Dios, para condenar a ciertos grupos humanos que viven entre
nosotros.
Hoy, como siempre, se desprecia a los pobres en general.
Hay quienes afirman que el que es pobre lo es porque quiere,
por holgazán, por irresponsable. “Les gusta vivir así”, aseguran.
En los proyectos de gobierno no se suelen tener en cuenta esa
cuarta parte de la humanidad que vive por debajo de un nivel
humano. Más de mil millones de personas pasan hambre en
nuestro planeta. Hoy día hay plata y medios suficientes como
para poder suprimir el hambre, quizás el peor de los sufrimientos humanos, pero se les ignora, que es la peor forma de crueldad.
Millones de mujeres son víctimas de crueles machismos,
en todas partes y en todas las culturas. El machismo encierra
en sus entrañas profundas discriminaciones culturales, que son
98
�las más difíciles de erradicar.
¿Y los niños? Tenemos una cultura idílica de simpatía hacia
ellos. Pero siguen, por millones, niños abandonados, niños hambrientos, niños sin escuela, niños violados… El abuso sexual de
los niños encierra una horrenda expresión de egoísmo y desprecio, que empaqueta sufrimientos para toda la vida.
En este mundo globalizado siguen pululando los nacionalismos cerrados, fanáticos y xenófobos. Por defender al país, la
región, la religión, el partido político o el club de fútbol se usan
desprecios y violencias de todo tipo.
En la medida que nuestra fe va creciendo y madurando,
centrada profundamente en Cristo, vamos sintiendo cada vez
con más fuerza el llamado que nos hace el mismo Cristo desde
los sufrientes del mundo.
La voz de Jesús “ansí de nuevo encarnado” martillea insistentemente en nuestros corazones. Es la irresistible voz del
Amado ofendido y despreciado… que resuena desde donde él
mismo dice que nos espera: en los que sufren.
Muchas veces quisiéramos que su voz vibrara en medio de
perfumadas rosas. Pero no suele ser así. Él nos grita desde harapientos disfraces. O desde postemas ocultas. En todo dolor
sufre Jesús; en toda clase de sufrimiento. Él pretende acariciar y curar sus heridas a través de nuestras palabras, nuestras manos, nuestro compromiso.
La presencia de Jesús en el prójimo es sumamente polifacética. Hay muchas clases de pobreza. Él está presente, expectante, en los enfermos no atendidos, en quienes se les ha robado su dignidad, en los famélicos, en los desesperados; en las
víctimas del analfabetismo, en personas con discapacidad, en
99
�todos los despreciados y marginados. En el agotamiento de los
ancianos y en las ingenuidades de los jóvenes. En la inocencia
mancillada de los niños. En los sufrimientos de los matrimonios
rotos. En las víctimas empobrecidas de los fraudes bancarios y
las manipulaciones politiqueras. En los expulsados de sus casas
por los bancos… En los campamentos de refugiados… En los
campesinos sin tierra…
Jesús marcha en las manifestaciones a favor de la justicia
y la paz. Grita en los que vociferan de desesperación, se revela
ante los abusos, se enoja con los hipócritas latrocinios de muchos políticos.
También está activamente presente en toda ansia de liberación, de autenticidad, de justicia. ¡Siempre donde florece el
amor! Brilla en todo lo que sea arte. Es luz en la inteligencia
humana, en todo progreso auténtico, en todo invento al servicio
de la humanidad. Anima en toda política al servicio real del
pueblo.
Por ello es muy importante que el cristiano adulto sepa
discernir con seriedad en qué parte de su viña le pide Jesús
que venga a trabajar con él. Como Rey Eternal que es, nos llama
a colaborar en la construcción de su Reino. A cada uno nos señala un tajo en el trabajo. Él sabe para lo que servimos… Pero
es imprescindible mantener un contacto vital con él, para que
cada uno sepamos cuál es nuestro puesto, sigamos sus enseñanzas y aceptemos sus correcciones.
100
�17. Compromisos pastorales especializados
El cristiano atolondrado se mete en el primer puesto pastoral que le ofrecen. O lo que encuentra por casualidad. Pero
Jesús no es ningún improvisado. Él sabe lo que quiere y con
quién cuenta. Nos llama a cada uno para trabajos concretos.
Nos necesita en puestos claves. Por eso es tan importante saber ocupar el puesto que él nos asigna, según nuestras cualidades y preparación.
Un buen discernimiento pastoral es imprescindible. En
momentos claves de crecimiento en nuestra vida es sumamente
importante que sepamos discernir a qué tipo de pastoral nos
llama Jesús. Y ello hemos de realizarlo con seriedad, con madurez, bien asesorados, practicando con responsabilidad la metodología ignaciana de discernimiento.
Aclara la Asamblea Mundial de la CVX en Beirut (2013):
“Al igual que con nuestra espiritualidad, nuestro apostolado debe ser auténticamente laical… La base de todos los
niveles de misión es la llamada primera de cada miembro
CVX a vivir su vocación laical ignaciana en la vida ordinaria.
Esto significa estar presentes y ser contemplativos en la
acción dentro del hogar, en la familia, dentro de nuestros
trabajos, como parte de la sociedad civil, y en el marco de
la vida política y cultural, viviendo un estilo de vida sencillo.”
Se debe tener en cuenta en qué sector hay mayor necesidad pastoral, y qué encaja mejor con mis cualidades y forma101
�ción. Estamos hablando de personas con fe adulta, y no de principiantes o inmaduros. ¿Cuál es “el mayor servicio” que podemos
prestar bajo la bandera de Jesús? ¡Esta es la cuestión!
En el mundo moderno hay problemas de fe graves y urgentes. Muchísima gente vive en crisis permanente. Es muy posible que Jesús nos esté llamando para ayudar a grupos específicos…
A los ignacianos se nos ha pedido “cercanía y compromiso
con quienes viven en las fronteras de la exclusión”. Se nos pide
llegar “a los lugares físicos y espirituales a los que otros no
llegan o encuentran difícil hacerlo, allí donde es difícil y no se
sabe qué hacer…”. Esas inmensas parcelas en las que la pastoral
tradicional no se atreve a entrar, y hasta los desprecia, pudiera ser que sea la tierra de nadie en la que Jesús nos pide que
nos descalcemos y entremos hasta el fondo en actitud profunda de oración y servicio…
Pienso que Cristo clama por más seguidores suyos en el
campo de los matrimonios en conflicto. Hay demasiadas parejas destrozadas, rotos los diálogos, los entendimientos y los
perdones. Separaciones muy dolorosas. Matrimonios hechos
añicos. Hijos acomplejados y hundidos. Nuevos tipos de parejas
debidos a la inmigración… Dedicarse a ellos, debidamente preparados, puede ser una hermosa, urgente y difícil misión, en la
que Jesús, expectante, espera voluntarios…
Hay cantidad de parejas en segundas nupcias, cuyo primer matrimonio fue un desastre completo, reventado en pedazos como vidrio hecho añicos, que ya no es posible ni pegotearlo. Pero en la segunda pareja, opción más madura, crece y
fructifica desde hace tiempo un amor auténtico… Ellos con
102
�frecuencia sufren serios desprecios por parte de personas e
instituciones religiosas, sin tener para nada en cuenta la realidad hermosa que viven y la realidad horrorosa de la que salieron. Hasta les prohíben alimentar su amor por medio de la Eucaristía…
¿Qué puede ser que nos esté pidiendo Jesús ante esta
realidad tan cercana y palpitante? En todo amor verdadero está presente Dios, ¿por qué, entonces, no acompañarlos y bendecirlos? Éste es un campo de pastoral urgente, que hay que
discernir con seriedad. La actitud cerrada de ciertos sectores
eclesiales no nace de una sintonía con el corazón misericordioso
de Jesús. Por eso, urgentemente, pide voluntarios que vibren
con él… No es humano, ni mucho menos cristiano, pedir a una
pareja que de veras se ama que vuelvan a los sufrimientos terroríficos de la pareja anterior. Ninguna crueldad se puede
apoyar en el testimonio de Jesús…
En la Iglesia de Cristo es urgente que muchos matrimonios
se sientan llamados a la pastoral matrimonial. Ésa no es tarea
para sacerdotes y religiosos. Hoy es necesaria mucha mayor
preparación para casarse, y mucho acompañamiento a los matrimonios jóvenes para que sepan cultivar con eficacia su amor
conyugal, cosa nada fácil. Matrimonios bien preparados que
puedan ayudar eficazmente a otros matrimonios: es ésta una
vocación laical de suma urgencia.
¿Y el tema de las personas con diversidad sexual? Muchos de ellos, a su estilo, buscan en su oscuridad a Dios, pero
son terriblemente rechazados de parte de muchas personas
“religiosas”… ¿Qué piensa Jesús de este comportamiento? Los
que rechazan a priori a toda persona con diversidad sexual
ciertamente no se habrán acercado a ellos con la sinceridad y
103
�el cariño con que se acercaba Jesús a los despreciados de su
tiempo. El comportamiento de Jesús no es moralista, sino de
cercanía y comprensión.
¿Qué nos pide Jesús a algunos de los que nos comprometemos a servirlo sobre nuestro comportamiento con homosexuales y afines? Conozco vocaciones cristianas muy concretas
en esta línea. Es ésta una pastoral urgente, para la que nos debemos preparar con seriedad. Desde Jesús y con Jesús es necesario acercarnos a ellos para conocerlos, respetarlos y ayudarles… Muchos se sienten angustiosamente condenados, rechazados, sin esperanzas… ¿Qué les quiere decir Jesús a través nuestro? ¿Cómo quiere él restañar sus heridas a través de
nuestra comprensión? Como siempre, pero en esta pastoral más
que nunca, la guía y la cercanía de Jesús es imprescindible.
El tema de la pastoral juvenil debe ser revitalizado desde
sus cimientos. No se pueden dar respuestas del ayer a los jóvenes del presente, que son los adultos del mañana. La mayoría
de los jóvenes no reciben una asesoría vocacional adaptada a su
realidad. Sus interrogantes vitales casi nunca tienen respuesta.
Rara vez encuentran a quién consultar con confianza. Sufren
serias crisis de valores. Sienten profundas confusiones afectivo-sexuales. Se encuentran perdidos, sin oportunidades. Con
frecuencia toman el camino evasivo de diversos tipos de drogas. Jesús pide más seguidores que se preparen en serio para
poder ayudar a crecer a los jóvenes de hoy… No más catequesis aburridas, por las nubes, alejadas de sus problemas. La fe
en el Dios de Jesús tiene que ser disolvente de sus atascos,
suavizante de sus ansias, motor de realización personal.
¿Cómo comportarnos ante el aumento creciente de agnósticos y ateos? ¿Qué nos pide Jesús ante ellos? Quizás lo que
104
�rechazan muchos de ellos son las imágenes necias o crueles de
Dios que le impusieron en sus catequesis infantiles, y su consecuente moral angustiosa y aun terrorista… Jesús pide que
nuestra fe sea tan madura y consecuente que pueda servir de
base para acercarnos y dialogar con ellos… Lo primero es saber
dar testimonio de nuestra fe y razón de nuestra esperanza. No
hay nada que escandalice más que los “beatos” inconsecuentes.
Debemos asegurarles con nuestros actos que nuestra
prioridad es el amor a nuestros semejantes y que nuestra
vida no está polarizada por el miedo al castigo o la esperanza del premio eterno, sino esencialmente por el servicio a los demás, el amor al prójimo y la instauración de la
justicia social. Hacerles ver que comprendemos su punto
de vista y las razones de sus opciones. Que no les excluimos como si nosotros fuésemos portadores en exclusiva
de la verdad. No les exigimos que participen de nuestras
creencias, sino que simplemente estamos dispuestos a colaborar y participar en la misión de salvar al mundo por el
amor desinteresado, la tolerancia, el desprendimiento y la
convivencia solidaria. No buscamos prioritariamente su
conversión, sino que acogemos con respeto sus ideas sobre
el mundo, y les pedimos que aporten sus postulados y sus
compromisos para poder construir juntos un mundo nuevo.
Otra actividad pastoral, esta vez hacia adentro, pueden
ser acompañar a comunidades cristianas, ayudándoles a crecer en la fe. Como base imprescindible se debe superar en serio el fundamentalismo bíblico. Las dudas graves de fe deben
ser detectadas y superadas. Y a partir de ahí acompañarles en
un proceso progresivo de encuentro con Dios en Jesús. Muchos
cristianos en búsqueda se suelen quejar de que siempre se les
105
�trata como a principiantes: “siempre nos están repitiendo las
mismas pendejadas…”, escucho con frecuencia quejarse a algunos laicos.
Una actividad pastoral cualificada es la de acompañar en
la experiencia de Ejercicios Espirituales. Los laicos que han
realizado en serio los Ejercicios Ignacianos completos, y luego
se han preparado debidamente, pueden sintonizar con más eficacia los problemas familiares y profesionales de otros laicos.
Tenemos ya ejemplos de laicos y laicas que realizan este ministerio de acompañantes de Ejercicios con toda competencia.
Por supuesto que el Espíritu sopla donde quiere y por donde le complace. La gama de opciones vocacionales es inmensa.
Muy creativa. Si escuchamos su llamada, no endurezcamos el
corazón, sino que, en suave sintonía, aprendamos a bailar a su
ritmo.
En resumen: Son muchísimos los que viajan sin rumbo en
alta mar, sin brújula y sin mapas. ¿Cómo acercarnos a ellos?
¿Cómo orientarlos? Jesús nos espera en medio de grandes olas.
Para seguirlo necesitamos mucha valentía, mucho espíritu, mucha creatividad… ¡Mucho Jesús!
106
�18. Vocación discernida de compromiso político
La vocación a la política, a la búsqueda eficaz del bien común, es una vocación típica del laico cristiano. No todos tienen
la obligación de trabajar en política, pero todo laico adulto debe discernir qué es lo que le pide Dios en este terreno.
Los problemas del mundo no son sólo personales. Muchos
de los graves sufrimientos de la humanidad tienen causas estructurales. Existen, cada vez más poderosos, fuertes centros
financieros que inciden gravemente en el deterioro de la vida
de millones de seres humanos, tanto a escala nacional como internacional.
Hoy más que nunca grandes truck financieros idolatran la
acumulación de cantidades ingentes de dinero. Así el pueblo,
progresivamente indigente, depende cada vez más de ellos. Lo
acaparan todo para manipularlo todo. Y con sus abultadas y viscosas cuentas bancarias untan la mano de la mayoría de los políticos de cada país. Así engrasan todo su sistema. Suavidad
total para la especulación económica; pero oídos sordos, trabas
jurídicas y represión para los reclamos populares.
La gran mayoría de nuestros políticos son corruptos, vendidos a los grandes capitales. Pujan para que las grandes financieras les puedan llenar sus bolsillos. Y meten palo en toda rueda que quiera girar a favor del pueblo. Con el mayor descaro…
Por ello es urgente el compromiso político de personas
competentes y honradas. Los que queremos seguir a Jesús de
cerca no nos podemos desentender de los problemas económi107
�co-políticos. En este punto también hay que aprender a discernir en serio. ¿Qué quiere Jesús de mí? ¿En qué rama soy capaz
de comprometerme?
Los problemas a enfrentar en política son muy graves. La
avaricia del actual sistema financiero globalizado es insaciable.
El gran capital maneja gobiernos, parlamentos y sistemas de
comunicación. Una grave avaricia estructural lo corroe todo.
La prensa y la TV están en su mayoría al servicio incondicional de las grandes financieras. Ocultan lo que no les conviene; insisten en lo que les interesa; manipulan y tergiversan las
noticias según sus intereses.
Las políticas de los vendidos al capital acarrean graves
problemas para el pueblo. Cada vez hay más desocupados. Tecnologías nuevas y ajustes económicos arrojan a multitud de
obreros fuera de sus trabajos. El acaparamiento de tierras
para semillas transgénicas expulsa a millones de campesinos de
su hábitat. Y millones de jóvenes, aun profesionales, para los
que no hay trabajo…
Hay multitud de desplazados, migrantes y refugiados.
Cantidad de personas, al perder su trabajo, tienen que emigrar,
con lo que lo pierden todo. Sin futuro. Angustia, inseguridad,
enfermedades, hambre… Víctimas del monstruo traga-todo.
Las grandes ciudades están cada vez más apretadas por
inmensos cinturones de miseria. Vida infrahumana, sin atenciones básicas…
¡Millones de hambrientos!… Más de mil millones en todo el
mundo. Según Gandhi el hambre es un insulto, es la situación
más asesina que existe.
108
�En ciertas circunstancias, comprometerse en política puede ser un imperativo para laicos cristianos consecuentes con su
fe. Si hay esperanzas fundadas de poder mejorar la vida del
pueblo, es muy importante preguntarnos ante Jesús hasta dónde él quiere que nos comprometamos. Y si el poder no da esperanzas, eso no significa que no se pueda incidir, actuando coherentemente y formándose políticamente para comprender por
donde se mueven los hijos de las tinieblas.
Se está desarrollando una teología política, teología que
deberían dominar los cristianos que se comprometen a trabajar
en este campo. Hay buenos libros sobre ello. Esta importante
vocación laical supone una buena preparación.
El contexto socio-político, que permite el surgimiento del
discernimiento, es la conciencia crítica delante de la ideología y
el sistema dominante.
Los compromisos políticos no pueden mantenerse limpios
en solitario. Es cierto que el poder corrompe. Hemos presenciado casos muy lamentables. Por eso el compromiso político del
cristiano adulto hay que vivirlo en equipo o comunidad. Hay que
fortalecer continuamente la espiritualidad, la experiencia del
Cristo encarnado en el sufrimiento del pueblo. Hay que esforzarse por mantener una jerarquía crística de valores. Hay que
ensordecerse a los cánticos de sirenas, pero afinar el oído para
escuchar los lamentos del pueblo. Tareas demasiado duras para
poder enfrentarlas en solitario. Las opiniones y estímulos de
una comunidad comprometida pueden ser decisivas.
Meterse en política al estilo de Jesús es hacerlo tocando
pobre y para los pobres. Sólo desde la inserción en una
comunidad cristiana que nos cuide y oriente es posible
109
�trabajar en política desde y para los pobres sin enfangarse en un mundo tan corrupto y deteriorado.
El "programa político" de Jesús, por el que él dio su vida,
se puede formular con dos afirmaciones muy sencillas y concretas:
1.- "Que nadie quede excluido de la mesa común, pues todos somos por igual hijos de Dios".
2.- "Que las personas más débiles o necesitadas reciban
más atención y más cariño".
110
�19. La cruz de Cristo
El seguimiento de Jesús es hermoso y plenificante. Pero
no idílico. Jesús no engaña a nadie. Él avisa con toda claridad
que para seguirle hay que renunciar a muchos egoísmos y cargar pesadas responsabilidades. Él ya nos previno: “Si el mundo
los odia, sepan que antes me odió a mí.” (Jn 15,18).
De ninguna manera Jesús invita a la comodidad, ni a la resignación, ni a triunfos sin preparación. En su mochila no hay
varitas mágicas. Sus sendas son estrechas y escarpadas, y sus
cumbres altas.
Sus palabras son tajantes: “El que quiera seguirme que
renuncie a sí mismo y cargue con su cruz…” (Mt 16,24). O sea,
que Jesús no es un bálsamo antidolor. Es más, él nos mete en
compromisos que acarrean nuevos sufrimientos.
Jesús no viene a suprimir todo dolor humano. Él no es un
analgésico. Viene a enseñarnos a sufrir y a luchar contra el sufrimiento de una forma nueva. Viene a darle sentido al dolor,
enseñándonos a sacarle fruto. Pero no quita todo dolor, pues el
sufrimiento es constitutivo esencial del ser humano. Un niño
mimado al que se le evita todo esfuerzo y sufrimiento, al final
acaba siendo un inútil. No se debe dar un analgésico al que se
retuerce por dolor de apendicitis; lo que hay que hacer es quitar las causas de su dolor: operarlo.
Las propagandas comerciales nos meten por ojos y oídos el
mensaje machacón de que todo dolor es malo, y tiene que ser
evitado o anestesiado. Pero hay dolores que avisan de enfer111
�medades ocultas, no sólo físicas, sino también espirituales. Y
hay dolores que purifican. Pero no todos. Por eso hay que saber
discernirlos.
Algunos profetas y salmos se quejaron con sinceridad de
por qué Dios castiga tan duramente o permite que gente buena
sufra tanto. Se trataba de un desahogo sincero de su corazón,
y Dios lo admite como tal. Pero poco a poco fue revelando que
los sufrimientos humanos no son castigos suyos.
En el libro de Job se aclara que el sufrimiento es un misterio, pero no hay que achacárselo a Dios como castigo o descontrol suyo. Lo presenta como algo propio del ser humano que
nos ayuda a madurar como personas, nos hace solidarios con los
que sufren y purifica nuestra relación con Dios.
Jesús fue “varón de dolores”. Se metió a fondo en el sufrimiento humano. Pero no justifica ningún dolor. Él sufre por
amor solidario. Busca consolar, se pasa la vida curando sufrimientos, y denuncia a los causantes de los dolores más graves
de la humanidad: el hambre y la marginación.
No todos los sufrimientos tienen la misma categoría y las
mismas causas. Hay sufrimientos producidos por pesadas máquinas político-económicas que lo van aplastando todo a su paso.
Estas aplanadoras cada vez son más pesadas, y dejan tras de sí
millones de víctimas destrozadas. Según el Apocalipsis, Jesús
viene a “matar” a estas bestias de siete cabezas que se alimentan de carne humana. Viene a destruirlas a través de nuestros
compromisos. De ninguna manera aprueba ni bendice a las máquinas hipócritas de hacer pobres… Él viene a romper toda cadena de opresión.
A Jesús le acarreó muy serios sufrimientos su oposición
112
�contra fariseos y saduceos, miembros principales del Sanedrín
–el Congreso de entonces- que despreciaban, exprimían y marginaban a los pobres. Ésa fue su cruz, la del sufrimiento que
conlleva vivir comprometido en serio con los marginados por el
sistema. “El mundo les odia” aclaró él, el mundo del orgullo despreciador, del poder opresor y las riquezas acumuladas… Los
compromisos estructurales de los seguidores de Jesús son muy
duros, y necesitan de mucho espíritu para poder mantenerlos.
Éste debe ser un tema frecuente de discernimiento ignaciano,
-unión inseparable de fe y justicia- para aclararnos y fortalecernos, pues muy fácilmente las estructuras dominantes logran
acobardarnos o embaucarnos.
Además de los males estructurales que nos aplastan, con
frecuencia sufrimos daños causados por personas de nuestro
ambiente. Maltratos, violencias, calumnias, acusaciones, engaños… En estos casos Jesús invita a las partes al diálogo y la reconciliación. A una actitud interior de perdón, y a ser posible,
de sanación del ofensor. Amor al hermano ofensor supone ayudarle a que cambie su conducta destructiva.
No todos los sufrimientos provienen de los demás. Un poco de agua sucia brota también de nuestra propia vertiente. A
veces nuestro comportamiento personal irresponsable nos acarrea consecuencias dolorosas, a muy diversas escalas, físicas o
sicológicas. En estos casos la sinceridad es básica para poder
curar nuestros fallos. Si a lo sucio lo llamo limpio, y a lo enfermo sano, entonces no hay remedio. Defectos o malas costumbres no reconocidos se convierten en heridas purulentas,
que nos enferman más a nosotros y a quienes nos rodean.
Para enfrentar con decisión las causas y las consecuencias
de comportamientos desordenados propios, nada más eficaz
113
�que sentirnos comprendidos y ayudados por Jesús. Experimentar la comprensión y el perdón de Jesús engrasa los mecanismos oxidados del propio perdón y alimenta la nueva puesta en
marcha de una vida sana. Aprender a mirar nuestros propios
pecados desde los ojos de Jesús es la clave de la primera semana de los Ejercicios.
Hay también sufrimientos que son consecuencia de nuestra naturaleza humana, limitada y frágil, sin responsabilidad
personal por nuestra parte. Errores involuntarios, enfermedades naturales, diversos tipos de accidentes, ancianidad…, suelen acarrear muy variados sufrimientos.
Hay que saber y poder enfrentar eficazmente las enfermedades naturales, causa de muchos de nuestros sufrimientos.
En la medicina actual está implícito el poder sanador de Jesús.
Usarla con responsabilidad es también chance especial de oración. No usarla es un desagradecimiento a la sabiduría y al poder del Creador.
Dice el Eclesiástico: “Respeta al médico, pues tienes necesidad de sus servicios, también a él lo creó el Señor. Porque en realidad… la capacidad del médico le viene de su Soberano…
El Señor ha creado remedios que brotan de la tierra; el hombre
prudente no los desprecia…
El da a los hombres la ciencia para que lo glorifiquen por sus maravillas. El Señor sana y alivia de la enfermedad con sus remedios; el
farmacéutico es el que los prepara; con eso las obras del Señor no
tienen fin y se derrama por la tierra el bienestar” (Eclo 38,1-8)
Las enfermedades y problemas personales debidamente
enfrentados pueden constituirse en catalizador de nuestra
oración; la vuelven más auténtica. Nos ayudan a madurar como
personas… Jesús nos enseña a sonreír en medio de problemas y
114
�enfermedades, pero no pasivamente, sino afrontándolos. Es
posible sufrir con alegría, pero al mismo tiempo, sin ingenuidades, poniendo todos los medios necesarios para superar las dificultades.
Existen además otros tipos de sufrimientos personales
que tienen que ser arrancados de raíz. Me refiero a toda la
gama de complejos, miedos infundados, supersticiones, magias,
hechizos, fanatismos, horóscopos, fantasmas de cualquier clase… San Juan asegura: “En el amor no hay temor. El amor perfecto echa fuera el temor” (1 Jn 4,18). Una fe adulta desecha
en serio todo tipo de supersticiones; razona con seriedad y
confía en la compañía de Dios que solo desea el bien de sus hijos.
Jesús siempre sufre con el que sufre, animándole en primer lugar a aceptar su realidad, pero también a esforzarse por
superarla. Es decisivo aprender a mantenerse en contacto vital
con ese Jesús encarnado en nuestros propios sufrimientos.
Todo dolor puede ser fuente de contacto con Dios, especialmente si experimentamos la presencia solidaria de Cristo.
Dolor, sufrimiento, oración, un trío que pueden unirse de forma
muy eficaz. Todo sufrimiento es cristificante, pero existen
sufrimientos a los que podemos llamarle con más claridad “cruz
de Cristo”. Se trata del esfuerzo constante que hay que realizar para seguir a Jesús de cerca, a pesar de las consecuencias
que surgen de ese seguimiento. El que sigue de veras a Jesús
se mete en problemas, pues sus principios son muy exigentes y
no le gustan para nada a los poderosos.
Como en el tiempo de Jesús, la cercanía solidaria con los
marginados de la sociedad provoca desconfianzas, calumnias y
115
�ataques por parte de los poderosos y sus servidores, muchos
de ellos “idiotas manipulados”.
Seguir adelante, siempre en actitud de servicio, en medio
de prejuicios religiosos puede ser altamente doloroso. A veces
las denuncias provienen de gente muy “piadosa”. La cercanía a
homosexuales, a divorciados vueltos a casar, a temas científicos de frontera, como los genéticos, provocan arremetidas a
veces muy dolorosas de parte de gente cerrada, que se creen
dueños de la verdad, pero de hecho están al servicio de la mentira.
Peor aun si nos metemos en temas sociales. Los orondos
dueños de las fábricas de pobres bombardean sin piedad a los
que no se contentan con parches de beneficencia, sino que buscan cerrar sus fábricas de hambre. Contribuir de veras a la
construcción de un mundo nuevo es despreciado como peligroso
e idílico. Todo desenmascaramiento de los sucios juegos del
capital mundial es perseguido como subversivo. Identificar a
Jesús con los pobres es mal visto por el Pentágono. En 1969 el
informe Rockefeller sostuvo que el catolicismo se había convertido "en un centro peligroso de revolución potencial", y por
ello aconseja remplazar a los católicos latinoamericanos por
"otro tipo de cristianos". Y se propusieron destrozar todo lo
que oliera a Teología de la Liberación.
Marginación, acallamiento, desprestigio, calumnias, amenazas, toda clase de torturas y muertes constituyen hoy día los
ingredientes de la cruz de Cristo para los que pretendemos
seguirlo de cerca. Y hay que saber sufrirlos con los ojos fijos
en el Crucificado Resucitado. Con él triunfaremos, aunque sea a
la larga…
116
�No hay duda, seguir a Jesús es conflictivo, como lo fue
para él mismo. Es cruz pesada. Por eso hay que saber llevarla
con él, como él y con los mismos fines que él, tal como aprendemos en la tercera semana de los Ejercicios.
117
�20. Ignacianos laicos e ignacianos religiosos
Cevequianos y jesuitas compartimos la misma espiritualidad. Existen además otros movimientos laicales y otras congregaciones religiosas femeninas con espiritualidad ignaciana.
Pienso que a veces ciertas tensiones entre laicos y religiosos de la misma espiritualidad se deben en parte a que no tenemos claras las diferencias entre una y otra vocación. Ciertos
jesuitas quieren “dirigir” a la CVX, y algunos laicos también
quieren ser dirigidos… O jesuitas que quieren vivir como laicos,
y viceversa.
Ciertamente coincidimos en muchos puntos, en muchos enfoques de la vida, pero nuestros estilos de vida y algunas ocupaciones son diferentes. Tenemos que aprender a respetarnos.
Y para saber respetarnos es necesario conocer y cultivar la
propia identidad, a partir siempre de la identidad crística del
Bautismo.
Una primera aclaración fundamental. La CVX no es una especie de Tercera Orden de los jesuitas. Nos tenemos que tratar en un plan horizontal, sin dependencia. Es relación de hermanos, y no de padres-hijos.
De nuestras características comunes llevamos ya rato
conversando: nuestra centralidad en Cristo encarnado en los
pobres, la penetración inseparable entre fe y justicia, nuestra
apertura a lo nuevo, nuestro llamado a las fronteras, nuestra
capacidad de discernir buscando siempre el “magis”…
Concretemos ahora algunas diferencias entre religiosos y
118
�laicos ignacianos.
Empecemos por la “obediencia”. El proceso de discernimiento para encontrar la voluntad de Dios es igual para las dos
comunidades. La diferencia está en que para el religioso su superior tiene la última palabra al tomar decisiones serias. El laico, en cambio, es él mismo el que tiene que asumir sus últimas
decisiones.
En el uso de los bienes. Los dos debemos vivir con una
cierta austeridad, sin olvidar nunca a los pobres. El nivel de
vida debe ser discernido en comunidad y en familia. Y el nivel
de compromiso por los pobres también. El tanto cuanto sirve
para los dos. La diferencia está en que religiosos y religiosas no
poseemos bienes personales. Cuando cambiamos de comunidad
abandonamos la mayoría de nuestros “bienes”. El laico mantiene
sus bienes propios aunque cambie de trabajo y de casa.
Entremos en la castidad. Por supuesto que todos tenemos
que ser “castos”, o sea, no pecar sexualmente y desarrollar
una sexualidad sana. Pero el o la laica normalmente están llamados a formar una familia. Los que profesan en una comunidad
religiosa, no.
Todos tenemos obligación de aceptar y desarrollar nuestra propia sexualidad, nuestra forma de ser masculinos o femeninos. Ello abarca toda la personalidad, sentimientos, inteligencia, habilidades… Y todos también tenemos que conocer,
aceptar y complementarnos con el otro sexo.
Clarificar y madurar la propia identidad sexual es tarea
para toda la vida, cultivada con especial esmero en la niñez y
adolescencia.
No hay que confundir educación sexual con información
119
�genética. La sexualidad es mucho más amplia que la genética.
Ésta debe estar al servicio de la sexualidad humana. Debemos
capacitarnos para poder tener sexo por amor, y sólo por amor.
El mero instinto sexual nos iguala con los animales. El amor humaniza la genitalidad.
El buen religioso no es el que no sabe nada sobre el sexo,
ni menos el que no puede. Ni el orgulloso que piensa que elige un
camino superior. Se trata de carismas, de llamados. Para cada
uno lo mejor es lo que, después de un serio ejercicio de discernimiento, reconoce que eso es lo que desea Dios, sintiéndose
con cualidades para ello.
Una diferencia clara entre laicos y religiosos estriba en
que, guiados por un buen discernimiento, unos están abiertos a
cultivar un posible enamoramiento y los religiosos, aunque se
enamoren, no lo deben cultivar. Por supuesto que todos, laicos y
religiosos, nos podemos enamorar, quizás varias veces. Los casados también. Pero el buen ignaciano sabe discernir cómo debe comportarse en cada caso concreto. No todo enamoramiento
es para seguirlo ciegamente… Una renuncia consciente y sensata, aunque dolorosa, puede constituirse en un paso serio de madurez.
De ninguna manera, ninguno de los dos grupos debe renunciar a amistades sinceras con personas del otro sexo. Todos
somos seres sexuados. Nuestras relaciones mutuas son por ello
sexuadas y, por consiguiente, complementarias. El espíritu ignaciano nos da alas para cultivar numerosos “amigos en el Señor”, hombres y mujeres. Nos necesitamos. Amistades sinceras
y profundas, sin implicaciones afectivo-sexuales. Amistades
fraternas…
120
�21. Contemplativos en la acción,
sirviendo y amando en todo
San Ignacio pone al final de sus Ejercicios la Contemplación para alcanzar Amor. Es el aterrizaje en la vida real, después de variados encuentros con Cristo a lo largo de los Ejercicios. El ejercitante ha pedido insistentemente conocer cada
vez más a fondo a Jesús, para así poder amarlo intensamente y
seguirlo cada vez más de cerca.
La intuición genial de Ignacio es que este tan alto ideal se
puede realizar en la vida de cualquier cristiano. No hay que hacer cosas raras para seguir a Jesús. Todos los bautizados estamos llamados a la santidad en la vida que vivimos.
Los Ejercicios Espirituales no son sólo para los que han
elegido la vida religiosa. San Ignacio los experimentó cuando
era laico, y al principio los dio sólo a laicos. Más tarde, ya de
General de la Compañía de Jesús, ayudó a poner en marcha las
Congregaciones Marianas en las que personas laicas podían vivir
la espiritualidad de los Ejercicios. Hoy día la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) constituye la adaptación moderna de las
Congregaciones Marianas, de las que celebramos los 450 años
de su fundación.
Una fe madura potencializa los ojos del espíritu para saber detectar constantemente la presencia de Dios. Es como un
acorde especial, un foco verde parpadeante, que avisa por doquier la presencia misteriosa y maravillosa de Dios.
Se trata de aprender a ver a Dios detrás de todo acto de
121
�amor, amor que palpita por todos lados, a veces escondido, disimulado, pero auténtico. La inmensidad de actos de amor no
son noticia porque abundan muchísimo en la vida humana. Es lo
más real, lo más abundante, y lo más divino. Es lo único capaz de
atravesar las nubes del tiempo y el espacio, hacia la estratosfera de la eternidad.
Donde hay amor ahí está Dios. Vibrar con la presencia
amorosa de Dios es forma sublime de oración.
En la medida en que la fe en Dios se hace adulta aprendemos a detectar su presencia en todo servicio realizado con cariño. Lo vemos tras las nubes de tiza de los profesores, en las
campesinas manos callosas que nos alimentan, en los besos enloquecidos de mamás a sus bebés y en los besos calientes de los
enamorados, en las delicadezas de las manos de las enfermeras, en los médicos sacrificados a cualquier hora, en los empleados públicos que saben servir con respeto y eficacia, en los
albañiles que construyen nuestras casas, en las parejas que se
reconcilian, en todo lo que es servicio y ayuda…
Con mi esposa reconozco que no pude “aun rezar”. . Si bien
solemos leer el evangelio juntos o algún salmo… esos momentos han sido más racionales que afectivos. Pero hablando con ella, caminando, trabajando en la casa, jugando
con nuestras hijas, cocinando juntos, es dónde siento la
vida. Y creo que de eso se trata hoy mi consigna…, de sentir que existo, saberme amado, saberme capaz de amar.
Saber que todo se me dio y eso.
Sentimos la presencia de Dios en la amistad, en toda sonrisa, en las ayudas desinteresadas, en las “gauchadas”, en los
deportes, en las alegrías familiares y comunitarias… En los sa122
�crificios heroicos de tantas madres, en la solidaridad de los
vecinos ante las desgracias, en las mingas y cambiamanos, en
todo el que da parte de su vida por los demás…
Donde se lucha por la dignificación humana ahí está inserto Dios. Cuando se trabaja eficientemente por construir un
mundo más humano, sin hambres ni desprecios, se está construyendo el Reino de Dios. Entenderlo, vibrar con ello, ayudar
en su construcción, es forma sublime de sintonía con Dios.
Cristo vivo estremece las entrañas de los hambrientos y sedientos del mundo. Su relámpago poderoso, de sur a norte, ilumina el
horizonte. Sentir en el corazón, como volcán ardiente, su fuerza liberadora, es oración maravillosa. Sentir que Cristo, Señor de la Historia, toma partido por los aplastados de la historia. Él ve la opresión
que sufre su pueblo y baja a fortalecernos, codo a codo, en nuestra
lucha. Jesús vibra en las gargantas de los “indignados” que gritan
contra las descaradas corrupciones de nuestros gobernantes. Jesús
se indigna ante los nuevos mercaderes del Templo, y quiere que en su
nombre los echemos de nuevo a latigazos…
Jesús, no viene a ayudarnos a la manera de los poderosos, desde arriba. Él se inserta dentro, abajo, y sabe compartir nuestras
penas y nuestras luchas, comprometiéndose a través nuestro. Está
siempre activo en todo lugar donde se busca una liberación integral y
auténtica.
Reconocer activamente la presencia de Jesús en donde se lucha
de veras por la justicia… Cuando los ciegos ven y los paralíticos andan, cuando el pueblo se despierta, en ellos vemos la mano del Señor.
Experimentar que es su fuerza la que rompe las cadenas de opresión
y destroza los cerrojos de los calabozos…
Soñar con “el año de Jubileo" en el que ya no habrá más explotadores, ni explotados, sino un gran pueblo de hermanos, es soñar con
los ideales de Jesús…
123
�Encontramos y contemplamos también a Dios en las maravillas de la naturaleza. ¡Cuántos pájaros exóticos, qué diversidad de hormigas, qué puestas de sol! Desde los grandes felinos
hasta la complejidad de una pulga… Truenos estruendosos, lluvias torrenciales, millones de estrellas titilantes… Son muchísimas las bellezas a contemplar… En todo lo natural podemos
admirar algo de la belleza, la sabiduría y el poder de Dios.
¿Y la belleza humana? La esbeltez de una chica danzando,
la sonrisa de un bebé, las arrugas dignas de una anciana… La
diversidad de caracteres, las intuiciones relámpago, inventos
maravillosos al servicio de la humanidad… -¡el microondas!-. La
perfección sincronizada de los órganos humanos, la rapidez de
comunicación de las neuronas, los latidos incansables del corazón… Mucho, mucho en donde disfrutar de la delicadeza y la
técnica de las manos del Artista.
¿Cómo no escuchar acordes divinos con el Claro de Luna
de Beethoven o en las cuerdas de la guitarra de Falla? O danzar con la agilidad divina manifestada en multitud de bailes populares. ¿Cómo no ver dedos divinos en las manos de El Greco,
de Zorolla o Picasso, cada uno en su estilo. O el cincel divino de
Miguel Ángel modelando el mármol… O las genialidades de Don
Quijote y Sancho Panza…
¿Y las maravillas de la espiritualidad? Ese ir creciendo
progresivamente en la fe… Experimentar admirados las energías del Resucitado sacándonos de barrizales… Entender cada
vez más a fondo las locuras de amor del Verbo encarnado. Ir
comprendiendo la anchura y la profundidad del triunfo de Cristo. Llegar feliz a la ancianidad con un corazón plenificado de
amores…
124
�¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Nueva! Ese sentir que a través tuyo se realizan transfusiones de
Cristo. Recibir a alguien demacrado, lloroso, y despedirlo feliz…
La experiencia incomparable de acompañar y contemplar el proceso de crecimiento de un ejercitante… El placer de consolar,
de animar, de abrir ventanas y descubrir nuevos horizontes…
¡Maravillas de Dios disfrutadas desde el espíritu!
¿Y las crisis superadas? ¿Y los pecados sanados? ¿Y los
complejos y los miedos superados? Los desanimados entusiasmados, los tímidos atrevidos, los postrados caminando, los ciegos viendo, los sordos escuchando…
Sentir el corazón lleno de “parresía”, esa valentía atrevida
y creativa que sólo da Jesús, es maravillosa hermosura para
contemplar y agradecer.
La lista puede ser sin fin. Ante unos ojos crísticos nunca
faltarán motivos para mantenerse siempre en actitud de contemplación agradecida, en constante sintonía con Dios.
125
�22. Sufrir y disfrutar de la ancianidad
abiertos a la plenitud
La ancianidad es una bendición. Algunos pasan a la eternidad de repente. Otros, después de larga o corta enfermedad.
A algunos le es leve y a otros les resulta demasiado amarga.
Pero la ancianidad es el camino normal para llegar a la plenitud.
En la ancianidad se va aflojando la tesitura de la piel, todo
se arruga, pero el espíritu se agiliza. Los pies se vuelven cansinos, la memoria se va diluyendo, los ojos se nublan, pero a veces
la intuición se afina, se clarifican las ideas, aumenta de maravilla la capacidad de amar, la comprensión, el don de consejo… ¡La
sabiduría!
Es una gozada sentir una desarrollada capacidad de comprensión. Ha pasado uno por tanto, que ya no se escandaliza de
nada. Con esa capacidad de sintonía con los problemas de los
demás, seguir escuchando y aconsejando, consolando y animando. Y a los acordes de esas sintonías apreciar los suaves aleteos del Espíritu…
Sentirse libres de prejuicios, libres para decir lo que uno
piensa, sin miedo a críticas y controles para actuar según tus
criterios…
¡Y la felicidad de ser abuelos…! No se trata sólo de nietos
biológicos, sino también los adoptivos: los hijos de esas personas que has engendrado en Cristo y les has logrado trasmitir
una buena parte de tus genes espirituales. No hay mejores
ratos de descanso que jugar con esos niños que sintonizan,
126
�agradecidos, el mucho bien que has hecho a sus padres.
Pero una buena ancianidad, adulta, no se improvisa. Es fruto maduro de largos cultivos. Es herencia de muchas renuncias,
muchos esfuerzos, muchos perdones… Por eso quizás hay pocos
viejitos y viejitas lindos. Pero cuando son buenos, son buenísimos. Los consejos, las intuiciones, las síntesis de los ancianos
maduros son sabrosísimas… Parecen subidos en atalayas desde
las que divisan amplios horizontes.
Pero no siempre, ni en todas las etapas, la ancianidad es
hermosa. A algunos se les convierte en penosa cuesta arriba.
Los sufrimientos físicos y sicológicos pueden alcanzar cotas
muy altas. A veces el alto nivel de deterioro puede ser culmen
de una vida desordenada o del abandono de la sociedad, pero no
siempre es así. Hay enfermedades y fracasos muy dolorosos
que no tienen causa aparente. Pero en todos los casos la fe en
Jesús puede convertirse en una ayuda muy eficaz. El sufrir con
Cristo, junto con él y por los mismos fines que él, puede convertirse en bálsamo que alivia las más pesadas cargas. Soy
testigo de ello. Es escalofriante el testimonio de sufrientes
terminales, sonrientes siempre para los demás.
Caso especial es el de la demencia senil. Pero aun en estos
casos la persona que cultivó su fe siempre encuentra alguna
agarradera de la que prenderse.
Los achaques progresivos de la ancianidad son el traqueteo que anuncia que nuestro tren está llegando a destino después de tan largo viaje. Chirrían los frenos, se bambolea el vagón en el que llevamos tanto tiempo acomodados, golpean los
cambios de vía, nos vamos levantando de nuestro asiento, recogemos el equipaje, quizás echamos una última mirada cariñosa
127
�al vagón en el que llevamos tanto tiempo viajando, pero se impone la alegría de estar llegando a la estación terminal. Es hora
de lavarse la cara, acomodarse la ropa, peinarse un poco, para
el encuentro con Jesús y su Papito querido, y con ellos tantos
seres queridos que nos están esperando.
En medio del traqueteo, los silbidos del tren y el bullicio,
sabemos que nuestra gente está en el andén entre esa multitud
que ya se divisa a lo lejos. Sí, allá en el andén, en primera fila,
está Jesús, radiante, con los brazos abiertos y una enorme
sonrisa. Al bajar, nos perdemos entre sus brazos… Una vida de
esfuerzo en búsqueda de Jesús acaba siempre en los brazos de
Jesús.
Él nos tiene preparadas lentes nuevas con las que alargar
nuestras viejas miopías. Nuestros cansados ojos son limpiados
e iluminados por los de Jesús. Él nos mostrará el rostro maravilloso de Papá Dios. Y toda la gloria de su creación. Y a todos
nuestros seres queridos, ya en la plenitud. Esos padres y abuelos, esos amigos, esos familiares que perdimos, ahora nos son
devueltos en plenitud de desarrollo:
Al salir de los estertores de la estación terminal ya todo
será distinto para siempre. Gozaremos con la dignidad de hijos
legítimos de Dios, y todo lo suyo será nuestro… No más penas
ni dolores; ni fe ni esperanza; ni Iglesia ni jerarquías. Sólo
amor, plenitud de amor, sin riesgos. Y junto al amor, sabiduría a
plenitud, libertad sin ataduras, arte infinito, felicidad sin límites… ¡Hermanos por doquier!
¿Será todo esto posible? Sólo falta un detalle para comprobarlo: llegar a la estación terminal y bajarnos del tren. ¡Parece que vale la pena! Por eso San Pablo decía: “Para mí morir
128
�es ganancia…”. Y Teresa de Jesús: “Muero porque no muero”.
Esto es locura santa.
129
�Epílogo: El credo que ha dado sentido a mi vida
A lo largo de la historia cada época ha expresado su
fe en Dios, según su cultura y sus problemas. A lo
largo de mi vida yo también he sentido necesidad de
concretar en oración mi fe, a veces después de superar serias crisis. Acá comparto, como epílogo, el
credo de mi vida, largamente amasado y horneado. Y
animo a cada creyente a que vaya también amasando
el suyo. “Siendo sinceros en el amor, crezcamos en
todo hasta el que es la cabeza, Cristo” (Ef 4,15).
Creo que Dios es Papá bueno, siempre enteramente bueno
(“ore Taita juky ete asy”), que nos quiere a todos por igual y
que lo ha hecho todo para todos sus hijos.
No creo en esos dioses antipáticos que premian a los
buenos y castigan a los malos, que siempre tienen el
palo alzado, que mandan el dolor para probarnos, que
prefieren más a unos hijos que a otros, que hacen ricos a los ricos y pobres a los pobres…
Creo que Dios está presente y activo en todo lugar donde
se busca y se realiza la justicia, la verdad y el amor verdadero.
No creo, en cambio, en dioses que favorecen y blanquean cualquier tipo de injusticias, mentiras, desprecios y odios. No creo en el dios del dinero acumulado
y del poder opresor.
Creo que Dios respeta siempre la dignidad y la libertad
humana. Ofrece sus dones a todos, pero a nadie se los impone.
130
�Él ha puesto responsablemente la marcha de la historia en
nuestras manos.
Pero no creo en dioses que lo tienen todo fijamente
previsto y predeterminado o que favorecen a sus devotos con milagritos que evitan el compromiso responsable de construir comunitariamente un mundo
justo.
Creo que Dios ha creado un universo maravilloso, capaz de
desarrollarse autónoma y evolutivamente, según las propias leyes que él mismo le dio al ponerlo en marcha.
No creo en esos diosecillos que tienen que estar
dando permiso cada momento para que llueva o no
llueva, para que alguien se enferme o se cure, para
que un terremoto destruya esta casa y salve a la
otra…
Creo que Dios es misterio absoluto, al que vamos conociendo poco a poco cada vez más de cerca, pero al que nunca
podremos comprender del todo. Creo en el Dios que es enteramente libre, al que jamás se le puede encasillar ni encerrar en
ideologías, guetos o santuarios. Nadie es dueño de él, ni se deja
manejar por nadie.
Creo que Dios históricamente se encarnó en Jesús, a través de María, mostrando así su radical solidaridad con los seres humanos. Se hizo en todo semejante a nosotros, compartiendo nuestros dolores y nuestras esperanzas. En Jesús nos
dejó Dios una imagen viva de su amor solidario y respetuoso
para con todos, pero especialmente para con los despreciados y
empobrecidos.
Creo en Jesús, que es Dios y es hombre, imagen visible del
131
�Padre, nuestro único y auténtico Salvador, luz y fuerza de Dios.
Él es Señor del Universo y hacia él corre la Historia.
No creo en el Jesús al que se le quite algo de humano
o algo de divino.
Creo que Jesús no sólo perdona nuestros pecados, sino
que además nos posibilita crecer cada vez más en humanidad y
conocer cada vez más de cerca al Padre; nos convierte en hijos
legítimos de Dios, constructores y herederos de su Reino.
Creo que Jesús está hoy presente en todo ser humano,
pero especialmente en los que sufren desprecio, marginación o
cualquier tipo de miseria. Cuanto más y mejor ayudamos a los
hermanos a crecer en humanidad más cerca estamos de Jesús
y su Reino.
No creo en esas imágenes de un Jesús dulzón y afeminado, lujosamente ataviado, al que se le puede
comprar su ayuda con cualquier tipo de práctica piadosa.
Conocer, amar y seguir al Jesús histórico, Dios y hombre,
triunfador de la muerte, presente activamente en la Historia,
es la cumbre de mis ideales.
Creo en el Espíritu Santo como sabiduría y fuerza transformadora del amor del Padre y del Hijo.
Creo en las Iglesias donde se vive el perdón y la fraternidad que nacen de la fe en Jesús.
Creo en los sacramentos como signos visibles de la presencia consoladora y fortificante de Jesús.
Creo en las inmensas posibilidades de desarrollo de todo
ser humano; creo en las capacidades de la inteligencia y el amor
humanos; creo en la potencialidad del pueblo consciente y orga132
�nizado; creo en el proceso de dignificación de la mujer; creo en
la presencia de Dios en toda cultura humana, en la belleza, en el
arte, en la expansión del universo… Todo ello es imagen creciente de Dios.
Creo en la amistad; amistades complementarias, multiplicadoras, fieles, sacrificadas, profundas y sinceras. Creo que en
la amistad vive Dios… Creo en Dios amigo, siempre fiel, respetuoso y dispuesto constantemente a ayudarnos.
Creo en la lucha contra todo dolor humano, y al mismo
tiempo creo que el dolor humaniza, sensibiliza ante el sufrimiento ajeno y acerca a Dios. Creo que Jesús nos enseña a sufrir por amor y para amar.
Creo en la fuerza del Resucitado, consciente de que la resurrección es para los crucificados.
Creo que la muerte no es sino el paso a la plenitud de la
vida, en la que, como regalo de Dios, podremos desarrollar todas nuestras potencialidades, conoceremos a Dios tal cual es y
construiremos una perfecta fraternidad. ¡Todo lo del Padre
será nuestro, por legítima herencia, conquistada por Jesús!
133
�
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Title
A name given to the resource
<span style="color:#aeb6bf;">[B]</span> <strong>Carisma e identidade</strong> <span style="color:#aeb6bf;"> | </span> <strong>Carisma y identidad</strong>
Subject
The topic of the resource
Comunidade de Vida Cristã | Comunidad de Vida Cristiana
Description
An account of the resource
[pt] Carisma, vocação, identidade, estilo de vida, polinômio apostólico (DEAA - Discernir, Enviar, Apoiar, Avaliar).
[es] Carisma, vocación, identidad, estilo de vida, polinomio apostólico (DEAA - Discernir, enviar, apoyar, evaluar).
Language
A language of the resource
pt
es
Texto
Um recurso composto principalmente de palavras para leitura. Exemplos incluem livros, cartas, dissertações, poemas, jornais, artigos, arquivos de listas de discussão. Note-se que facsímiles ou imagens de textos ainda são do gênero Texto.
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Title
A name given to the resource
Laicos adultos por los caminos de Ignacio
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Caravias, José L., sj
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
2013
Subject
The topic of the resource
Espiritualidade inaciana
Description
An account of the resource
En este escrito me ciño especialmente a mi experiencia de los últimos veinte años, centrados en el servicio de la espiritualidad laical ignaciana en la CVX latinoamericana. Quizás mis reflexiones reflexiones no sirvan para otros grupos eclesiales. O les resulten demasiado optimistas. Pero yo los vivo así.
Livro do Padre José Caravias, SJ, Assistente Eclesiástico da CVX no Paraguai. Trata se sua experiência na formação de leigos e leigas centrados no serviço da espiritualidade inaciana.
Language
A language of the resource
es
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Distribuidora Montoya
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
PDF
Type
The nature or genre of the resource
Livro
Laicato
Leigo Inaciano
-
https://d1y502jg6fpugt.cloudfront.net/42521/archive/files/83fa7f38eabed29e9d215f2a9731df58.pdf?Expires=1712793600&Signature=MLv0O%7EoODxw3cd0DAbntlbYw2U%7EOSTL8shEz1u3Tw5O2p5SEoNRwZ2nwtt0RYz428rTK1ytT25-dxEbIlK0egMREggn0Py%7ExoADu4O3OMoxJmJO3mU0%7EVyIcWzYG3tYBoasWCZggeU0pw6nDV9Cmsvx0wPYbI7MKzazGecZoa4SqaphPl8JYhukd6K0-wf7KF6kpbCUUVN7z-nt8aIDeB-bt63jh0eFvcZzgk1f9VvphWdAiefVrCSZuIGCoXWxnRqlVeo278bTioT8Ceg2D0WeJMY9i6afMCrDcFJTjBMgD%7Eu4eHr%7EpDo8GCt4QeE2WFfH-n11b%7EWKL-cUf4PHhsg__&Key-Pair-Id=K6UGZS9ZTDSZM
dad95deac8b0830fdd4272b9c38d496c
PDF Text
Text
PROJECTS
PROJETS
E
PROYECTOS
PROJETOS
No 152, Maio 2012
Original: Inglés
CHRISTIAN LIFE COMMUNITY
COMMUNAUTÉ DE VIE CHRÉTIENNE
COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA
COMUNIDADE DE VIDA CRISTÃ
Um laço entre o Conselho Executivo e a Comunidade Mundial de Vida Cristã
450 anos de Comunidades Leigas Inacianas
A CVX Mundial prazerosamente anuncia o Ano Jubilar pelo nosso 450º aniversário.
Ele terá início em 25 de março de 2013 e se encerrará no dia 25 de março de 2014.
O ano de 2013 marcará os 450 anos das Comunidades Leigas Inacianas.
Em 1563, Jean Leunis sj fundou a “Prima Primaria” no Colégio Romano. A primeira e
principal comunidade, à qual se filiavam as Congregações Marianas, que rapidamente se
expandiram pelo mundo. Estas comunidades laicais foram importantes na transmissão e
na preservação do carisma inaciano em todas as áreas da vida. No tempo da supressão da
Companhia de Jesus essa tarefa se tornou ainda mais necessária. As Congregações
impactaram fortemente, por muitos anos, a vida social e espiritual de muita gente. Em
1967 a Prima Primaria se transformou em uma comunidade CVX, mantendo, sem
interrupção, a transmissão do carisma inaciano entre os leigos.
Este jubileu é importante para toda a família inaciana. Especialmente, para refletir e
celebrar os 450 anos de colaboração efetiva com a Companhia de Jesus, reconhecendo os
frutos produzidos nesse relacionamento. A CVX, herdeira desta tradição, organizará
algumas celebrações (nos níveis nacional, regional e mundial), convidando grupos
inacianos a se unir nesta festa.
1
�Reconhecemos ser este um momento oportuno para refletir sobre o papel das
comunidades laicais inacianas no mundo e na Igreja.
Este Jubileu será uma grande oportunidade para:
1. Recordar agradecidamente nossa história: Reconhecemos nossas raízes
fortalecendo assim nossa identidade. Reconhecemos como temos sido guiados
pelo Espírito através dos séculos.
2. Viver o presente com renovado entusiasmo. A celebração deste aniversário pode
significar novo ponto de partida, desde os desafios de hoje, para renovar o carisma
da CVX. Configura-se também em grande oportunidade para construir pontes na
direção de outros grupos leigos da extensa Família Inaciana.
3. Mirar o futuro com esperança. Contemplamos o porvir da CVX com olhos
renovados. Nele buscamos novas formas de fortalecer, ainda mais, o compromisso
dos membros CVX com a missão de Deus neste mundo.
Em nossa Assembleia Mundial que acontecerá de 30 de julho a 8 de agosto de 2013, no
Líbano, trataremos deste Jubileu, recordando nossas raízes e construindo pontes para
superar os desafios enfrentados como Corpo Laico Apostólico.
Convidamos nossas Comunidades Nacionais ao redor do mundo a unir-se ao Jubileu em
diferentes dimensões:
Celebrativa
Reflexão – Formação
Visibilidade – Integração
Considerar nossas raízes (Nossa história de
graça) / Identidade CVX
O papel dos leigos/ A voz dos leigos inacianos
hoje
Fomentar nossas relações com a Companhia de
Jesus, outras Comunidades Inacianas e a Igreja.
Também celebraremos o Jubileu promovendo atividades específicas nos três níveis
estruturais:
Nível Nacional
As atividades deverão ser
organizadas pelos
Conselhos Nacionais,
levando em consideração a
capacidade da sua
comunidade.
A CVX Mundial, em
especial o comitê para o
Jubileu facilitarão com
ideias, informações e
material para motivar a
Nível Regional
Podem ser organizados
eventos a nível regional.
Nos casos em que há
estrutura regional o enlace
do ExCo poderá ser
contatado.
Devem ser consideradas
maneiras para que as
diferentes comunidades
nacionais possam se
integrar à celebração.
Nível Mundial
Na Assembleia Mundial
integraremo-nos às
celebrações específicas da
Prima Primaria em Roma.
Outras atividades
específicas: concurso de
vídeo, Suplemento de
Progressio (nossa história) e
possivelmente um ato
público em Roma.
2
�organização de diferentes
atividades.
Passos a serem seguidos:
Convidamos às Comunidades Nacionais e grupos CVX ao redor do mundo a:
1. Tornar conhecidos os 450 anos de Comunidades Leigas Inacianas em seu
ambiente local, especialmente entre os Jesuítas e outros grupos laicos inacianos.
2. Organizar e programar atividades para celebrar em diferentes níveis e dimensões.
Possíveis atividades (sugeridas):
✓ Eucaristias
✓ Conferências / Seminários
✓ Oficinas
✓ Retiros
✓ Festas, jantares, concertos, etc.
✓ Peregrinações
✓ Artigos em revistas
✓ Ações Apostólicas
✓ Vídeos, Páginas web, etc.
✓ Recordações / suvenires
3. Informar à CVX mundial acerca das atividades planejadas com suas datas
respectivas, para a confecção de um calendário comum de celebração do Jubileu.
Nota: Recomendamos que para todo tipo de comunicação e atividades relacionadas ao
Jubileu seja usado o logo.
Por favor, não deixem de contatar o Secretariado Mundial para aquisição de material ou
documentação que possam necessitar para esta celebração (sofia@cvx-clc.net).
Agradecemos a Deus por todas as graças que a CVX tem recebido nestes 450 anos e nos
colocamos nas mãos do Senhor nesta grande celebração Jubilar.
Para a maior glória de Deus,
Sofia Montanez
Secretariado
Chris Hogan
Consultor
3
�4
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
<strong>Proyectos </strong>| <strong>Projetos</strong>
Subject
The topic of the resource
Comunidade de Vida Cristã (CVX)
Description
An account of the resource
<span>El boletín <em>Proyectos</em> aparece cuatro veces al año, y sirve de vínculo entre el Consejo Ejecutivo Mundial (ExCo) y cada comunidad nacional.</span>
[pt] O boletim <em>Proyectos</em>, publicado quatro vezes por ano, serve de ligação entre o Conselho Executivo Mundial (ExCo) e cada comunidade nacional.
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Conselho Executivo Mundial da CVX
Source
A related resource from which the described resource is derived
Espanhol: <a href="http://www.cvx-clc.net/l-sp/projects.php" target="_blank" title="Proyectos" rel="noreferrer noopener">http://www.cvx-clc.net/l-sp/projects.php</a> <br /><br />Português: Tradução realizada por membro da CVX Brasil
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Conselho Executivo Mundial da CVX (ExCo)
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
PDF
Language
A language of the resource
es
pt
Type
The nature or genre of the resource
Informativo
Texto
Um recurso composto principalmente de palavras para leitura. Exemplos incluem livros, cartas, dissertações, poemas, jornais, artigos, arquivos de listas de discussão. Note-se que facsímiles ou imagens de textos ainda são do gênero Texto.
Dublin Core
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Title
A name given to the resource
Projetos 152
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
2012-05
Description
An account of the resource
450 anos de Comunidades Leigas Inacianas
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
PDF
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Conselho Executivo Mundial da CVX
Language
A language of the resource
pt-BR
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Secretário Executivo Mundial
Type
The nature or genre of the resource
Texto
Relation
A related resource
Traduzido do espanhol
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Tradução para o português da versão em espanhol: José Pires Cardoso
Source
A related resource from which the described resource is derived
http://cvx-clc.net/l-en/projects.php
Comunidade Mundial
CVX-CLC
Jubileu 450
Leigo Inaciano